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Posts Tagged ‘Amistad’

Detalles inolvidables

Dijo Juan Benet que «son pocos los hechos que después de sorprender siguen siendo sorprendentes». Y parece que tiene razón.

Pues bien, hace unos días hemos tenido la inmensa suerte de ser sujeto, objeto (y casi complemento agente) de un detalle grandilocuente en la forma y de una finura emocionante en el fondo.

La nunca suficientemente loada Auro, ese ángel penígero alcorconero (puede parecer un oxímoron, pero hablamos de un gentilicio terrenal) y el excelso Rubén, hombre de vasto conocimiento, pero déficit futbolero nos han obsequiado (a todos los olivinos, allegados y cerdos adheridos) con un guiño a la amistad y la perenne sonrisa. Auro y Rubén se molestaron en enviar una especie de tarjeta postal —dentro de un sobre— dirigido a todos ¡¡¡desde Togo!!! (no existen las suficientes exclamaciones) que tuvo como dirección receptora el noble establecimiento que llamamos Padrao. Se acordaron de todos y de todas. Y eso llega más lejos que cualquier obsequio físico.

Las cosas no son como las vemos, sino como las recordamos. Es así. Hay momentos que no se olvidan jamás y gente a la que, por ende, tampoco podrás dejar de querer.

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Sábado Sabadete

Se acerca el sábado. Sensación agridulce. 31 años. Joder, 31 años.

El otro día vino a la garita un abuelete majete y hablábamos de temas recurrentes como el paso del tiempo. En un momento dado dijo una frase de esas socarronas, pero que me hizo gracia: «No te equivoques: el tiempo se queda, somos nosotros los que nos vamos». Ese punto cómico, ese otro trascendental y ese otro naturalista aromatizan el contenido de tan rotunda oración.

En fin, son 31 años, sí, pero vaya fiesta nos espera en el Padrao. Sólo parece que faltará Rodríguez, pero si todo se confirmase por allí aparecía el serdo canario con su señora, el Perrete con la suya, Fermín, el Míkel, Auro & Rubén, Cilli & Ortigoza, la Mentxu, por supuesto y seguro que algún agregado más. El mejor ejemplo de que puede ser un gran día es que pensamos ir en transporte público.

Viendo a los presentes uno sintetiza perfectamente la realidad sociolaboral de este país en un declive tan peliagudo: tenemos funcionarios, estudiantes, parados, un burgués amante del bebercio, un par de periodistas cojonudos, una extraordinaria superviviente, un cerdo mayúsculo (bueno, más de uno)… de todo un poco, pero unidos por esos lazos de verdad rígidos: la amis..¡perdón! Quería decir: el alcohol.

Será una buena ocasión de reencontrarse con muchos y con muchas. Quizás llueva. Paradigmático.

Toda una vida esperando

Podrán pasar mil años…podrá pasar una eternidad. Nada será igual.

El partido más importante de nuestra historia se saldó con una victoria aplastante. Con una ocupación perfecta de los espacios, una demostración de solidaridad ejemplar y una decisión a la hora de triunfar que sólo poseen los elegidos para la gloria.

Alemania es «el» equipo de los Mundiales. El más completo. Aquel cuya historia le permite competir siempre al máximo. Nosotros dependemos de diversas circunstancias. Y mira que tienen que ser muchas y complejas… porque es nuestra primera vez. Lo más emotivo que nunca hayamos vivido. ESTAMOS EN LA FINAL DE UN MUNDIAL. DE UN ¡¡¡¡¡¡¡PUTO MUNDIAL!!!!!!!

Después de una exhibición memorable. Después del triunfo de un colectivo, de unos tipos que enorgullecen al mundo del fútbol… España juega al fútbol de manera cuasi poética. Se apodera de la lírica. Rondamos la fascinación. Y todo desde la sutileza. Desde la grandeza. Desde el orgullo. Y sobre todo, desde el juego. Sólo así se entiende que España salga imponiendo un estilo a nada menos que Alemania.

España es el mejor equipo que jamás han visto nuestros ojos. Es lo más parecido a la perfección que se pueda ver en fútbol.

Semifinales: Alemania 0 España 1 (Puyol)

El equipo de Del Bosque llega a la final como es él, fiel a la pelota, con ese delicioso punto de descaro que define a este grupo de desacomplejados futbolistas que han desterrado el escepticismo crónico (José Sámano). Es así.

Y el caso es que Alemania es un gran equipo. Tiene talento para exportar. Pero es que España es el talento. España es la emocionante expresión de la música celestial focalizada en el fútbol. España ha anulado por completo a Alemania. Desde el principio se vio quién era quién. Posesión nuestra, ataques nuestros, forma de jugar nuestra, detalles nuestros, calidad nuestra… Alemania sabía que iba a perder. Y, ¡ojo! lo hizo con dignidad, pero tenía fecha de caducidad. España es el mejor equipo de fútbol de la tierra. Las lágrimas adquieren vida propia si uno dice estas cosas. Pero, amigos… es que es la verdad.

Cuando en el futuro hablen del equipo de la orgullosa España que tocaba hasta la extenuación para fabricar un mensaje, que masticaba los bocetos hasta convertirlos en realidades, recordarán a un conjunto inigualable: campeón de Europa y en unos días aspirante a ser campeón del mundo. Y, reitero, recordarán una manera. Un estilo.

Un conjunto de tipos empapados de una filosofía fraternal del pase, el desmarque y el toque. Porque eso es España. Nunca seremos los mejores en otras facetas. Para que España gane, necesita dominar el partido desde el puro agotamiento psíquico del rival. Y es que es fácil de entender: el rival de España acierta a interpretar pronto el partido que le toca ante los nuestros: no tendrá mucho balón, no por nada, sino porque el balón es nuestro. Y las reglas las ponemos nosotros. Es el acogotamiento dictatorial. El KO técnico. España gana, porque es verdaderamente superior a cualquier rival.

Alemania había humillado a Argentina y a Inglaterra. Y, sin embargo, qué poco pareció. Qué poco pudo hacer. Es un gran equipo. Pero todavía no está en el punto excelso que te dan varios años de rondar la eminencia. España hizo un partidazo. Sin fisuras. Sin dobleces. Perfecto.

No puedo más que alegrarme sin contención por el golazo descomunal de ese ingente central, todo corazón y fuerza llamado Carlos Puyol. Trabajador estajanovista y solidario con sus compañeros: un defensa único. Se lo merecía. Le podemos dar toques evangelistas a toda esta película y desentonaríamos, quizás, pero hay veces que lo terrenal no explica tantos deseos cumplidos. ¡Grande Puyol!

Y grande Piqué. Partido de museo el que ha hecho. Todo contundencia. Todo elegancia. Todo saber estar. Central imperial. Central de un equipo llamado a ser campeón del mundo. ¿Y qué me dicen de Pedro? No hay palabras. La baza escondida de Del Bosque dio resultado de partido. Jugando entre líneas, asociándose, siendo el amigo de todos… Pedro estuvo inmenso. No hay ‘peros’. Sólo hay gracias.Podríamos volver a caer en la redundancia al hablar de Xavi, de Iniesta, de Xabi Alonso, de un estratosférico Busquets, de un siempre cumplidor Capdevila, de un desconocido Ramos, de Iker, que estuvo cuando tenía que estar, de Villa, el más grande… todos, todos, todos. España es un todo que le sonríe a la vida. Y que está por encima de falacias y maldades.

El domingo, España puede ser el equipo campeón del mundo. Imagino que son conscientes de que esto significaría un antes y un después. Nunca, nada, jamás, nunca jamás volverá a ser igual. Es el partido más importante de nuestra vida. El techo. A partir de ahí, todo serán copias, algunas intuyo que fantásticas, pero el original será inviolable. Imperturbable. Eterno.

A mí, hay varios puntos que me emocionan especialmente. Por un lado, uno externo: el saber que todos nos admiran y lo dicen abiertamente: somos los mejores. Y punto. Luego hay una sensación intrínseca que hace ya años que siento: uno sabe que España al final va a marcar, que va a pasar, que no nos puede fallar. Uno aplica algo de racionalidad a toda esta locura: creemos, porque podemos creer: porque somos el mejor equipo de largo del planeta. Los mejores del mundo (incluso más allá de lo que pudiera pasar el domingo contra Holanda).

Me acuerdo de mis amigos, de esos cerdos que tantos sinsabores han compartido conmigo. Me acuerdo de aquellos que se rieron. De los que simplemente pasaron del tema. Me acuerdo de la racionalidad de los que no entienden esta locura. Me acuerdo de mí hace años rumiando derrotas y malos pensamientos. Y de que los años pasan y de que por fin ha llegado un momento tan culminante para los que seguimos esta droga inacabable en forma de balón. Y me acuerdo, y me sigo acordando… y cuanto más me acuerdo, más difícil se me hace dejar de llorar.

Reflexiones de una tarde de verano

He de reconocerlo, señores. Llevo días con un come come existencialista.

No piensen: «joder, ya está este soplapollas otra vez con sus paranoiadas». Bueno, piénsenlo si quieren, pero es que el impacto que sufrí lo merece.

Fue el miércoles pasado. Tras quedarme a tomar una birrita con la gente de bien del Máster y con el jamás suficientemente loado, amigo Del Rosal, volví a casa.

Llegué para escuchar los últimos 20 minutos de ese zote y botarate analfabeto que escupe vocablos imperfectos por las ondas de la Ser. Al final, los periódicos. Como siempre. López Feito, con esa voz grave, leía la portada del As (la del Marca, por órdenes imagino que del tarado bizco no se lee) y la de un panfleto que imprimen los provincianos catalanes (no sé ni cuál). Un poquito de Internet y a sobar.

Uno se levanta al día siguiente y se entera que el tal López Feito, según salía de la radio, se montó en un taxi y murió de un infarto. 56 años. Tremendo.

Es un tema tan archiparlado que paso de volver a él, pero no me nieguen que no acojona. En cualquier momento se nos acaba esto. O no. Mejor cambiar de tema. Y ser feliz. Lo que no implica hacer acopio de todas las irresponsabilidades imaginables. Lo que sí implica disfrutar con las personas que merecen la pena. Porque ya lo decía Argensola «no hay peor mal que no haber sido».

Dicho lo cual, conviene que desde ya volvamos a enzarzarnos en peleas dialécticas del mejor episodio parlamentario.

Espero que tomen nota, jodidos cabrones.

Trabajos

Pues nada, que estaba yo en mi quehacer cotidiano, dándole las últimas vueltas a esta etapa que se acaba, cuando alguien ha nombrado a Sprocket, el perro de los Fraggle Rock. Y los comentarios han surgido, como las sonrisas cuando uno pilla las birras en Padrao.

Joder, qué grande era esa serie. ¿Quién de los pertenecientes a nuestra “quinta”, en su sano juicio no ha visto alguna vez esta serie? Inolvidable.

En fin, si es que cuando decimos que la década de los 80 ha sido lo mejor, es por algo.

Pero al tema que nos ocupa. Lo importante que es también coincidir en el curro con gente a la que aprecies. Es mi caso.

Obviamente, cada persona es un mundo y es difícil congeniar con todos, pero me parece importante llevarse bien con los que te rodean. Especialmente, porque los sueles ver casi más tiempo que a tu familia.

Me acuerdo de Don Miguel, que más de una vez ha amenazado con aplicar la fuerza para con algunos de los majos chavales de su departamento. O de Rodríguez, que no hace muchas amistades por donde va. Por ejemplo, el Perro sí que suele llegar más al fondo del asunto con sus colegas.

Dejo compañeros de trabajo, y más de un amigo. De los buenos. De esos a los que llamaré de vez en cuando para que me sigan contando cómo va la historia y si los estasianos siguen pululando por el ambiente.

Qué importante sería poder erradicar estasianos, casi tanto como reeducar coreanos o incluso apalear a los basuríticos que infectan este mundo con sus desperdicios.

Todo a su tiempo.

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Insultos amistosos

Podría sonar mal si digo que me encanta discutir acaloradamente con mis amigos. Pero es tal cual. De vez en cuando, una buena refriega dialéctica es lo mejor para estirar músculos. ¿Saben por qué? Porque así se demuestra todavía más lo mucho que he acertado eligiendo su amistad.
Tras hablar oportunamente con mi sempiterno compañero de viajes, Don Miguel Castro (que no casto) Barra y el eterno guayabo Rodríguez y dejar claro ambos, en unos 5 segundos, que no estamos cabreados, me he dado cuenta de lo grandes que son estos tíos.
Tengo en la retina interesantes enfados que hemos sufrido en nuestras carnes unos con otros. ¿Quién no recuerda al de Coalición China molesto como una mona, en una de sus múltiples torrijas, porque era imposible que nos diera tiempo ir a las Canteras cuando además queríamos ir a Maspalomas? ¿O en Tejares, indignado porque a las 5 de la mañana con 10 grados bajo cero, decidimos irnos a sobar?
Y Fermín igual. Bueno…las broncas que hemos tenido con Espáriz. Joder, aquella sobre Alonso a las 8 de la mañana saliendo de la Haka. Dios, me acuerdo que al final me descojonaba. ¿Cómo se puede estar discutiendo a las 8 de la mañana después de una noche pasada por agua (graduada) sobre si Alonso no sé qué…?

O aquella jugando al billar en la primera prueba de los juegos paralímpicos. Que, por otra parte, tiene pelotas que nunca se terminaran. Pero bronca buena eh. Con insultos y todo, como mandan los cánones.

Buah y con el Míkel y Rodríguez…broncas semanales. Como las del O´Connell.
Claro…y ahora esperan que llegue la parte más suave en que digo que somos la caña y que bla bla y me caen hostias a mansalva por agradecer su presencia en nuestro quehacer cotidiano.
Así que no lo haré. Jódanse. No podrán insultarme por ello.
A cambio escupiré sobre el juego del Madrid ayer y sobre mi pésima elección al haber ido al Bernabéu en vez de quedarme en casa.
Interesantes días los próximos que se avecinan: oposiciones, cojos, cenas, despedidas, lágrimas, partidos, miedos, alegrías…
Siempre nos quedará el Loyber.

La Éjter

Se acerca la noche en blanco, la toxicomanía ha entrado en mi vida hasta límites insospechados y mañana estaré de nuevo en la tierra del chamán para seguir la eterna lucha contra esos «bultos sospechosos» que me atosigan sin parar, pero lo prometido es deuda y este post se lo quiero dedicar a mi amiguísima Éjter.

Por cuestiones genéricas, ideológicas, futbolísticas o vaya usted a saber, no es que tenga muchas de las que se pueden considerar amigas.

Tengo grandes amigos, de valor incalculable, de peso en oro y color de rubí, pero en el terreno femenino no es lo mismo.

Pues Éjter es mi gran amiga. A ella le cuento secretos y ella me los cuenta a mí. A ella le importa lo que se mueve en mi vida, al igual que a mí la suya. Éjter es de esas personas a las que sólo puedes querer.

Aunque ahora la distancia no se pueda cubrir en 20 minutos ni el teléfono salga tan barato, seguimos en contacto.

Sé que le va estupendamente en Londres, que está creciendo profesionalmente una barbaridad y que el futuro le pinta del mismo color que los tangas que se pone el Míkel.

Para la Éjter, una mala noticia sólo es el preludio de una buena, porque la vida es un conjunto de situaciones cíclicas. Para la Éjter, cada momento tiene su importancia y su fase de aprendizaje. Aprendizaje a aplicar en tu praxis cotidiana.

Con Éjter existe una empatia especial. Nos reímos. Así de simple. Es una tía estupenda. Le debo un viaje a la Pérfida Albión. En el fondo siempre nos debemos una cerveza, una salida o una cena. Todo sea por no perder el contacto.

El ejemplo de lo que vale la Éjter lo vi ayer. Yo le explicaba las recientes adicciones que han embargado mi vida. Y sus consejos fueron claros y concisos. Todos buenos, sensatos y salidos desde el corazón.

Como es ella.

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Por y para siempre

Es conveniente no olvidar de donde viene uno.

La tensión y agobio frenético que vivimos diariamente nos invita a pisar el periódico de ayer, para rápidamente inocularnos la información de hoy.

Es una espiral difícilmente esquivable.

Me da una pena terrible no poder regurgitar convenientemente los momentos que pasaron. No significa dejar de abrir la retina a nuevas experiencias que seguro vendrán.

El domingo cuando veía el desenlace de la liga inglesa y escuchaba a Lalo narrando el partido del Chelsea, o cuando veo a Paco Caro haciendo lo propio con el fútbol italiano, o a Tala en la radio o a Sanmar en la suya les echo de menos.

Me pregunto qué habrá sido de ellos. Todos van a más. Profesionalmente de forma indudable. Eran unos fuera de serie.

Sanmar era el cerebro de informativos. El Carlos Alsina + Colmenarejo de Radio Marca. Una habilidad supina para desmembrar noticias y formar un todo con las partes. Parece mucho más fácil de lo que realmente es. Como dice Lope de Vega: “quien lo probó lo sabe”.
Imagino que seguirá en Intereconomía demostrando su valía. Creo, por cierto, que ahí, cohabita otro guerrero en la sombra. Luchador infatigable: Kike Mencía. Buena gente con letras del tamaño del Everest.

No me olvido de Pipe (Alberto González). Un tío que también tenía esa capacidad de transformarse: lo mismo era el inalámbrico en el Bernabéu que te hacía un programa a las 6 de la mañana o te informaba de una carrera de sacos en una isla perdida en el Pacífico. Ahora bien, con creces su mayor virtud es lo gran tipo que es. Es imposible no reírse con Pipe. Un crack absoluto.

Ni tampoco cae en el olvido Vicente Ortega. “El Vicen”. Gran habilidad, la que tenía, para llegar al oyente menor, mayor y mediano. Sobre todo, tiene el enorme mérito de conocer cuáles son sus virtudes y las explota al máximo. Eficaz. Como una vez le oí a alguien: “ con Vicen, tienes el empate asegurado”.

Y los Pablos, qué gran dúo se perdió. Estos dos también llegarán a conseguir lo que se propongan. Si consiguieron una dedicatoria de Víctor Hugo Morales…poco más hay que decir.

Lalo Alzueta es un fuera de serie. Un chaval con un ingenio escandaloso. Unido a su gracejo natural almeriense le convierten en un conquistador nato. Es un seductor de las ondas. Una habilidad sorprendente para retener datos, lo que combinado con ese desparpajo a la hora de narrar le convierten en un valor en alza. Un fenómeno.

Lo del otro día fue sangrante. Escuchar al otro tío narrando el partido del Manchester y a Lalo el del Chelsea era como el día y la noche. Cualquiera que le vea en Club de Fútbol los domingos sabrá que estamos ante un reportero de primera.

Luego está Talavera, el mejor narrador que recuerdo de baloncesto. Capacidad brutal para inmiscuir al oyente en el partido, para introducirle la velocidad del mismo. Uno se pone nervioso escuchando a Tala. Y disfruta. Un tío divertido a más no poder. Los que hemos compartido noches de copas con él lo sabemos.

Un enamorado de la vida. Y de lo que no es la vida. A veces, Tala parece sacado de un relato de Larra. Las aristas de su ser, parten todas del corazón. Porque eso es el resumen de lo que significa Miguel Martín Talavera.

Lo realmente maravilloso de haber pasado tanto tiempo en esa casa es que uno hace amistad con muchas grandes personas. Como los técnicos, como Beamud, Zorita, Iñaki, Raquel… qué grandes todos ellos.

Aunque permitan que si me tengo que quedar con uno, lo haga con mi amigo Paco Caro. Seguramente no le vea de forma objetiva y por ello la ingente admiración que le tengo, no pueda tomarse como decreto de ley.

Francisco José Caro, que no costoso (como solíamos decir) es la mayor concentración de talento que yo recuerdo en alguien de poco más de 30 años.
“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Pues eso.

Por fin le están reconociendo toda su valía, poco a poco. Cuando sea director de cualquier medio, iré a pedirle curro. Que no lo dude. Habilidad cuasi innata para narrarlo todo, conocimiento profundo del mundo periodístico y del ámbito deportivo, cultura general altísima que utiliza en cada intervención…Un crack. Un verdadero crack.

Un consejo, señores: no pierdan el contacto, en la medida de lo posible, de la gente a la que conocieron y que les ayudaron a convertirse en lo que actualmente son.

Porque como bien decía Ortega: “El hombre es él y sus circunstancias”. Los amigos son la mejor circunstancia. Hagan un esfuerzo. No los olviden.

Planeando

¡Qué bonita la lluvia! Creo que hay pocas estampas más evocadoras que mirar por la ventana el típico paisaje en que la lluvia ejerce de protagonista absoluta.
Bueno, pues eso, que he hecho un pequeño paréntesis en mi ardua labor cotidiana para pasarme por este centro de sabiduría suprema e informar a los desaparecidos, a aquellos que viven en la inopia de diversas posibilidades para estas fechas tan entrañables.

Se presenta un fin de semana menudo.

Mañana viernes tengo la cena de empresa. Señores, iré emperifollado hasta arriba. Algo diferente a lo habitual en mí. Es cierto que la indudable clase que desprendo no necesita de ningún traje, ninguna corbata ni ningún añadido, pero siempre queda bien. Y si no, miren ustedes al Míkel. Un cerdo cotidiano. Don Miguel Barra cuando va al trabajo.
Lo previsto, por tanto, será el viernes cenar con mis compis del curro y tomarnos algo cerquita del campo de las naciones. Quien quiera venirse o se encuentre cerca, será más que bienvenido a nuestra pequeña fiestecilla.

El sábado a la hora de comer tengo cita ineludible con la olivina. Los chavales de la facultad con los que tantos buenos ratos hemos pasado. Si no voy, corro riesgo de quedar excluido del grupo y creo que no me puedo permitir el lujo de perder hasta buena gente. Sólo faltará el residuo canario. Se encuentra en su islita preparando la zona para cuando vayamos en nochevieja algunos amigos.

Y después, el sábado por la noche tenemos cena de los amigos de ´toute la vie´. Vamos que si nos ceñimos a la procedencia, se puede aseverar que son los colegas del instituto: Papote, Paff, Luisito, Míkel, Perro, Chori…y no sé si el Mote, porque dice que tiene historias variopintas y que procurará pasarse más adelante.
Entonces resulta que leo en un comentario de un post anterior que el Mati se va a una boda: ¡Santa Madre Iglesia o Santo Padre Juzgado: cuán locura indómita que este tipejo tan lenguaraz pise un edificio religioso o civil de tamaña importancia!
La cuestión es que se ausentará. Pero creo que hay cierta señorita que duda ante la posibilidad de venirse con tanto desconocido. Recomiéndole que no dude: ¡véngase y proveámonos de cerveza! (que diría uno que yo me sé).
Nosotros iremos a cenar a casa del Míkel y luego iremos a cualquier buen bar que nos acoja un sábado de diciembre.
Y teniendo en cuenta que, nuevamente, se pospone la quedada puramente institutera (me la apropio) son bienvenidos sujetos ajenos a la etapa 94-98, por lo que si quiere traerse a amigas, primas, cuñadas, hermanas…(nótese la exclusividad genérica) puede y debe hacerlo.
La cena del ´tuto´ podrá esperar y estoy convencido de que algún día conseguiremos juntarnos todos, pero a todo aquél que lea esto y no tenga plan para el sábado noche, por aquí puede arrejuntarse.
Y sin más, voy a descansar en este jueves lluvioso (casi como el viernes de Ana Istarú), porque nos espera alegría, alboroto, alborozo y posiblemente algo de alcohol.

Me crucé con un ángel

En anteriores conversaciones, hemos disertado sobre el umbral que separa lo terrenal de lo divino. Lo tangible de lo visionario.

Entiendo que da seguridad lo que podemos llegar a controlar, o lo que aunque se escapa de las manos, lo hace en un radio de acción académicamente manejable. Quizás, solemos tener miedo a caer en una especie de vacío, cuando se dan situaciones difícilmente asumibles.

Según muchas religiones, un milagro es una intervención de Dios en el universo. Helen Schucman escribió hace ya unas décadas que «Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El verdadero milagro es el amor que los inspira. En este sentido todo lo que procede del amor es un milagro».

¿Pero esa forma de entender los milagros es realmente la que interiorizamos al decir, por ejemplo: «eso es un milagro»? Creo que no. Más bien, nos referimos al concepto tradicional de milagro…algo así como un cambio espectacular en los fenómenos externos percibidos por los sentidos…

Para explicar lo que ocurrió el sábado tengo que imbricar ambas acepciones milagrosas.

Alguna vez les he hablado de la increíble experiencia que fueron los 5 años de universidad. Más allá de obtener un título de licenciado, gané algo menos tangible…y mucho más visionario: amigos de verdad. Aquellos que uniéndose forman la llamada «Olivina».

Hay algo de celestial en cada reunión que tenemos. Si no, no se explica que el jueves pasado al encontrarnos casualmente a Auro, nos diéramos un abrazo de valor y cuantía fuera de mercado. Hay algo de amor profundo en todo lo que la «Olivina» significa. El tiempo pasa, pero la percepción de que ahí existen lazos amistosos irrompibles permanece por más que el calendario nos machaque.

Nueva mención cuasi bíblica: Los ángeles. Pueden adoptar apariencia humana. Generalmente se les describe como a seres extraordinariamente bellos que poseen varios pares de alas (aunque pictóricamente se les suele representar con forma humana y un único par).

Es curioso, pero el sábado vi un Ángel. Y lo vi en un lugar más propio de la obra maestra de El Bosco. Fue al poco de entrar.

Tenía cabello rubio. Como tal, iba asociado a unos ojos azules preciosos, de mirada profunda y sonrisa inacabable. El celebérrimo ángel clásico. Tal y como lo recordaba.

El romanticismo ignora que los sentimientos no estan el corazon , sino en la memoria.

El shock fue indescriptible. Y no fui el único, cuyo cerebro generó endorfinas por la emoción y la alegría. ¿Verdad amigo isleño?

Allí estaba ella. Definiendo a cada segundo con perfecta maestría lo que siente un miembro de la «Olivina» cuando da con otro. Porque son pocos y dispersos. Aunque juntos, los miembros olivinianos le explican a los incrédulos el alcance de amistad más arraigada.

Sí señores. Al rato se fue. Pero el sábado se me cruzó un Ángel.

Durante la Semana Santa, España se convierte en un hervidero de fe y sobre todo de tradiciones ancestrales. Una de las más peculiares es la llamada “Bajada del Angel” que se celebra durante el domingo de resurrección y que representa la aparición del Arcángel San Gabriel a María para anunciarle la resurrección del Señor. Se celebra en Tudela. Allí está su alma.

Hay días que lo visionario y lo tangible conviven. Puede que dure un segundo, pero es suficiente para creer en los milagros.