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Posts Tagged ‘Estasiano’

Entre cosillas

Pues nada, aquí estoy con el programa con el que trabajé tanto tiempo en la empresilla del Estasiano preparando la facturita que espero nos abone en breve el grupo que nos encargó Larra.

Huelga decir (me encanta esta forma de expresión tan utilizada por el Sr. Asstomouth) que el software me fue servido gratuitamente por mediación de un buen amigo que todavía se mantiene y que todavía resiste las embestidas del cabezón analfabeto de la tierra de Lorca.

Además, preparándome a subir el último escalón del Máster: mañana presentación y defensa del proyecto delante del tribunal. Habrá que tirar de galantería y es posible que haya que recitar a Manuel Machado para darle más fuste a la cuestión.

Por lo demás, empezaré si todo es normal un curso de diseño web en un par de semanas que me permitirá conocer mejor el mundillo cibernético. El jueves iremos al Liber para ver qué se cuece en este mundillo y el viernes a Valladolid a charlar con un distribuidor que nos dé pistas para la orientación correcta del futuro negocio. Después, el puente en Cantabria.

Todo esto combinado con una ración de curro de segurata (grande Míkel) por las tardes me garantiza no aburrirme en las próximas fechas.

Por cierto, menudo homenaje al que nos invitó ayer al borracho de la ginebra que no se acuerda de ná y a un servidor, la señorita Mentxu por su toma de posesión: restaurante argentino (con todo lo que conlleva) bastante barato y cerquita de todos. Habrá que repetir.

Sin más, desear que gente que se halla en paradero desconocido caso de Rodríguez (que dice que llama, pero luego no llama, porque prefiere pasarse la noche hablando de chicles) o Sánchez Zurita (hay un libro de Borges titulado Historia universal de la infamia que le pega bastante) estén contentos, felices y todo sea chachi piruli.

Intrahistoria del averno

Mañana, 1 de Octubre, hará justamente un año desde que empezó a cambiar mi vida.

Mañana, 1 de Octubre, hará justamente un año desde que debuté en el averno más infernal (permitan la redundancia) de la historia reciente.

Imagino que por inercia o por ese no sé qué que te venden de que hay que progresar en la vida, además de haber tenido unos ligeros roces con el subnormal profundo que arruinaba una empresa, ya saben, el inefable estasiano, decidí apostar por NTR. Un gran error. O probablemente un gran acierto.

Este post tiene una dedicatoria especial al ínclito Camilo. Él mejor que nadie sabe a lo que me refiero. El averno es el resultado de la mezcla explosiva entre capitalismo salvaje y absoluta falta de sentido para con los trabajadores. Imagino que en el fondo, vuelvo a pecar de redundante.

Horas y horas intentando vender motos, haciendo demos a gentuza que además, en su mayoría, estaba hasta las pelotas de oír milongas, presión permanente de los altos mandos, sensación de no saber qué cojones haces perdiendo el tiempo en esa basura de sitio. Un jodido infierno.

Lo mejor eran los commit. Viernes a las 14:00. Inolvidable muestra de sadismo crónico. Todo consistía en dar un número. O sea, cuánto ibas a ser capaz de vender. Todo con la presión de saber que si no lo hacías, te iba a caer una gran reprimenda. Bueno y también los desayunos esos de las 9 que eran otra reunión más. Aunque, probablemente lo mejor eran las semanas de final de mes con esas 3 reuniones diarias en las que te dejaban caer que estabas a punto de ser despedido continuamente. En fin, una delicia en toda regla.

Jamás olvidaré la primera sensación que me embargó al llegar al averno de Tres Cantos. Según entro aquello me pareció la canción de Porretas El baile de los sordos. Espero no ser cruel, pero era tal cual: seres deformes, obesas descarriadas (¡¡ay Asstomouth!!), ambiente cargado… un jodido horror.

La escena se dividía en varios conjuntos de dos mesas enfrentadas en las que había dos consultores y una telesales. Dramático.

Pero, hete ahí que apareció un oasis en medio del desierto. Una bocanada de aire para el perdido: la mesa del fondo. Un brasileño tímido y un tipo de pelo largo, aires de dandy, tranquilidad aparente, media sonrisa cómplice y especialmente alguien que daba la sensación de que la vida estaba muy por encima de ese puto averno: el gran Camilo.

Cada día fue un suplicio inexplicable. Lo juro. Especialmente la primera semana. Tantas cosas se me pasaron por la cabeza: estrellar el coche y tener una excusa para no ir a trabajar, cometer un delito para ir a la cárcel y no tener que volver… en fin… cualquier artimaña hubiera sido respetable.

Pero la realidad es que en tiempos de crisis máxima y de necesidad, uno busca alternativas. Estaba absolutamente decidido a dejar ese infierno lo antes posible. Lo que jamás pude entender es cómo pude haber aguantado más de 6 meses en ese antro. O , tal vez, sí.

Al tercer día de estar yo en el averno, el brasileño (que llegó a conocer a Deco, según supe tiempo después) fue fulminantemente despedido por baja productividad (sé que ahora mismo, amigo Camilo, te estás descojonando) y su lúgubre asiento fue ocupado por mi asustado culo. Enfrente Camilo.

Pasaron unos 10 minutos hasta que comprobé que estaba ante un personaje inigualable. Mientras el resto de compañeros cumplían con su cometido de manera diligente, estajanovista y matemática, el egregio Ortigoza se ponía unos cascos y escuchaba música o se metía a ver un vídeo de algún partido. O buscaba salidas al averno. El tiempo le daría la razón. Con un repóker irrepetible.

Camilo fue la esperanza. Fue la mano amiga que te ayuda cuando caes por el barranco. Fue el profeta que me ayudó a no caer en los brazos de Mefistófeles.

Estuvimos unos días los dos solos, aunque cierto es que el acólito Álvaro nos vigilaba atentamente.

El eximio Ortigoza fue convenientemente (para sus intereses) relevado de su puesto junto a otra serie de compañeros, en lo que siempre equiparé a la noche de los cuchillos largos, el viernes 7 de noviembre. Inolvidable, porque fue el día en que empecé el Máster de Edición. Señales del destino.

En ese mes que tuve de compañero al amigo de las milf (o milfero… término que deberíamos empezar a utilizar) compartimos conversaciones milenarias y hablamos de nuestros sueños de huida. Todo muy concienzudo.

Casi un año después de aquella etapa terrible, un servidor irá mañana a firmar ante notario la escritura pública de constitución de la empresa que ha formado junto a su progenitor. Quedarán después una serie de trámites, pero esperamos facturar Larra en un plazo de 10 días. Pistoletazo de salida.

A ver cuánto nos dura esta aventura de la edición. Si sale mal, buscaremos otro camino. Pero está claro que para que las cosas cambien, hay que hacer algo al respecto. Me vanaglorio de haberlo intentado. Veremos a ver cómo se suceden los acontecimientos.

Uno mira hacia atrás y medio sonríe por todo lo pasado. Pero sólo los que hemos estado encerrados en el averno eneterriano sabemos lo que es sufrir sin parangón.

Por ello, nunca podré agradecer lo suficiente a ese gran hombre, Sr. Ortigoza, su mano tendida en ese horrible lugar. Son cosas que no prescriben. Y nunca se olvidarán.

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Estamos contigo, my friend

Ya saben los que me conocen la gran cantidad de adjetivos que nunca me cansaré de utilizar contra el vergonzante ser que dirige una empresa de chiste, dedicada al mundo del software… y que curiosamente tiene software ilegal en sus propias máquinas. El detalle es significativo. Voy a ver cómo me las apaño para denunciar al desgraciado ladrón culpable de esto.

Empresilla Bananera Putrefacta. Acrónimo de este penoso lugar del que siempre recomendaré huir. Sobre todo por culpa del indeseable cerdo que subyuga a sus empleados.

De AG, podemos llamarle Analfabeto Granaíno a partir de ahora, sólo se puede esputar porquería. Sería un personaje perfecto para un cronopio de Cortázar. Para un vodevil español. Para una tira de Forges. Tiene el rostro idóneo para aparecer en el papel higiénico. En fin, se hacen a la idea: el chorizo habitual. Lo que en otros tiempo llamábamos mangui cutre salchichero.

Que era el típico cenutrio, con la cultura de un chimpancé, el cerebro de una ameba y la maldad de un demonio ya teníamos constancia. Pero lo que está ocurriendo en las últimas fechas apunta gravemente a la delincuencia común.

De un tiempo a esta parte, con la crisis que nos come – por culpa de ladrones como AG – la empresilla bananera de la que hablamos se está viendo abocada a ahorrar costes y gastos. ¿Cómo? Despidiendo, no pagando, robando etc…

Pero hete ahí, que el sinvergüenza tiene un pequeño furúnculo en su finca privada. Quiere echar a uno de sus empleados. Pero claro, sin pagarle. ¿Se puede ser mayor sabandija? ¿Se puede ser más cutre?

Para conseguirlo, Analfabeto Granaíno está haciendo simple y llanamente mobbing. Le está intentando hundir psicológicamente para que se vaya. Que si le cambia las vacaciones, que si le obliga a utilizar un intermediario para hablar con él, que si le niega sus derechos para pedir reducción de jornada por haber tenido un niño hace poco tiempo, que si le obliga a mandarle un burofax para hacerle llegar cualquier petición (¡¡lo que leen!!). Es surrealista.

La lástima para el tirano de tercera es que se ha encontrado con un tío que tiene los huevos muy grandes. Y encima… que es un tío muy listo. Legalmente tiene las de ganar y a poco que la justicia sea fiel a su nombre y significado debería obtener un triunfo rotundo.

El analfabeto se salta la ley varias veces al día. Todos los días. Y al final se le volverá en contra. Lee los correos de sus empleados, escucha, espía, tiene infiltrados esquiroles entre la plantilla (la decepción para con algún ex compañero es tan brutal que no podría definirse), intimida, amenaza etc… Y además de esa manera tan propia de los cobardes.

Ante chusma de esta calaña no podemos quedarnos quietos. Merece todo el mal que se le pueda desear. Haciendo un símil con algún político, lo que más rabia te da es que te robe un ser tan patético como éste. No sé, imaginen que su jefe es Mario Conde, el tal Madoff… joder, tipos envueltos en una elegancia. Ladrones de guante blanco si quieren. Pero es tan triste, que nos robe el tonto del pueblo…

Joder, ¡qué asco me da este tío! En serio. Es superior a mis fuerzas.

Desde este humilde lugar, darte ánimos querido amigo. Estamos contigo. Y nunca vamos a dejar de estarlo.

A la conjunción de heces que forman eso que se sienta en un despachillo en la calle Cronos de Madrid tarde o temprano le llegará su castigo. A este tipo de timadores de medio pelo, lo que de verdad les duele siempre es el bolsillo. Sobre todo cuando eres un mindundi, que a duras penas saber hablar, analfabeto funcional, ignorante en el sentido más peyorativo que tenga la palabra y con tantos complejos que no caben en mente humana.

Para ti, amigo mío, sólo será dinero. Para él será la derrota de saber que no se puede humillar a la gente sin pagarlo.

Ese día podremos ir a celebrarlo sabiendo que el bien ha vencido. Y que el escombro siempre acaba donde tiene que acabar. En la basura. Olvidado.

El día de Toquero

Qué época estamos viviendo. Dificultades. 3´5 millones de parados. Problemas, angustias. Tremendo.

El caso es que me ha hecho ilusión saber cosas de mi ex compis del anterior curro. La perspectiva del tiempo. Problemas con el puto estasiano para variar. A ver si poco a poco va mejor todo.

Por aquí, ya saben, intentando encontrar el lugar correcto. En ello, estamos. Por lo menos, en el actual emplazamiento, aunque domos pocos, estamos bien avenidos.

Un compi del actual curro es un aficionado acérrimo del Athlétic de Bilbao. Ya saben… se ha metido en la final de la copa.

No dejen de escuchar la narración que me ha pasado del tercer gol de ayer. Toquero. Escuchen. Me encanta la enajenación bien entendida en el fútbol.

Y poco más. Ha venido Sánchez Zurita. Ha reñido con otra de su colección internetiana.

Del máster, todo buenas noticias. Aunque muchos trabajos. Y a ver hacia dónde tiramos.

Bueno, poco más. Hoy les doy permiso para insultarme.

Escuchen el gol de Toquero. Lo mejor del día.

Malos tiempos

La crisis sobrevuela.

Miro la cuenta corriente y ésa es la palabra que sobrevuela mis pensamientos. Leo el periódico y todos los datos lo avalan. Crisis. Con miedo e incertidumbre inacabable oteo el horizonte y está claro: crisis. Pienso en gastos, ingresos, saco la balanza de pagos y el resultado es nítido, transparente, cristalino… casi como las últimas conquistas del embajador nacional en Chochópolis, a la sazón eterno conservador de cuadros de valor sentimental: crisis (la de la balanza, no la del chino, claro). He oído, por cierto, que Hugo Sánchez quiere reconocer ante todo el mundo que desde que se marchó no ha encontrado a otro goleador mexicano de tanta valía.

Me sumerjo en el fútbol, como pobre método de abstracción momentánea y evidentemente se repite la ecuación. Fernando Martín «alias» chorizo – cierto -, el tal Montejano, Calderón, ahora el gordo este montado en el dólar y lo que te rondaré morena. ¡¡¡Vuelve Floren!!! Pero ya, ya.

Como digo, voy al Bernabéu y atraco al colista. El fútbol del Madrid sigue en la UVI. Y en breve llega Benítez (el que está en crisis es su dietista) para demostrarnos que en Inglaterra se vive mucho mejor que aquí.

Pues toca habituarse: la crisis va a formar parte de nuestras vidas por un puñado de meses. Qué duro va a ser. Esperemos que el sábado podamos celebrar un quiebro inicial a este duro contendiente.

Ya lo hemos comentado varias veces, pero no me canso. Y nunca me cansaré. Gente como Estasiano García, ignorante hasta la náusea y analfabeto hasta el vómito, que se ha hecho de oro robando a los pobres trabajadores sigue demostrando que la decencia no se compra. Lo único bueno es que cada vez queda menos gente que merezca la pena a sus órdenes. Y es que las noticias corren como la pólvora. Hay gente que se vende por muy poco. Ha aparecido el topo. Tenía forma…ahora ya tiene nombre. Qué decepción.

En fin, lo dicho, el mantecoso andaluz sigue ensuciando la vida de personas a las que aprecio y me da pena. Ojalá poco a poco vayan encontrando una salida mejor. Todo lo que sea alejarse de ese montón de mierda, será una buena noticia.

Tiempo de Navidad

Pero… ha llegado el frío. No olvidéis los descansos…

Salía el sábado del máster con la lluvia como acompañante impenitente y pensaba en que nuevamente se nos viene la navidad.

Redundé en la sensación después de la derrota blanca en Cataluña, mientras iba con mi buen amigo madridista Del Rosal hacia el centro, rodeado por esas luces indicativas de la época.

Esa doble estampa que la navidad crea, o sea, alegría y nostalgia se ve tremendamente mediatizada, este año, por la crisis que nos hemos dejado provocar. Incertidumbres varias, sueños claros y miedos grises por lo que toca estar más despierto que nunca.

No sé muy bien qué nos rodeara y que nos completará en la próxima navidad, pero miremos mejor a ésta y saquémosle todo el jugo.

Y disfrutemos de los momentos. En estos últimós días he asistido a una nueva muestra de cutrez vergonzante y patética de ese engendro mantequilloso y analfabeto que podríamos reconocer nominalmente como Estasiano García, he aprendido con ejemplos nítidos lo que es un borderline (E.García responde perfectamente al prototipo, por cierto), he hecho cálculos para los futuros viajes, sigo dándole vueltas a la editorial online y a futuros proyectos colaterales…

En fin, antes de acabar el año, quedan todavía muchas cosas que hacer: cenas de empresa, gofres con sonrisas, copas con amigos, familia y más familia y sobre todo una cosa…para el que no lo sepa: el Míkel cena en mi casa en nochevieja. Digno de grabarse sería, pero no se preocupen: la crónica será de las que marcan época.

Míkel, no sé yo si con estas pintas nos dejarán comer mis padres, en la misma mesa que ellos. Me da que al final cenamos yú y yo solos con Martes y 13 de fondo.

Desconexión necesaria

Se suceden historias con un principio idéntico, una trama similar y un final trágico, incomprensible a todas luces.

Cada vez que una mujer, una hija, una nieta, un sobrino, un marido o un padre aparece llorando, porque los execrables asesinos de siempre se cruzan, sin ningún argumento, en la vida de uno de los suyos me embarga una horrorosa sensación de ´deja vu´.

El resto deja de tener sentido. Los valientes salvapatrias han vuelto a actuar.

En términos que ya no son trascendentales, podríamos hablar de la nueva muestra de excrecencia del estasiano. Ese ridículo especimen que roba en una empresa y que acaba de escribir otro capítulo, para que sigamos pensando que es una mezcla entre imbécil, ignorante, incompetente, ladrón y anormal. En días venideros, cuando el tiempo vuelva a aparecer por mi calendario le dedicaremos un gran post navideño.

Más allá de lo dramático y de lo cómico (por el chiste que representa el estasiano), la ilusión se viene. Tiene olor a buen vino y a desconexión total de la ingente cantidad de preocupaciones que nos rodea. Excelsa compañía y un buen número de horas para descubrir una zona olvidada.

A la vuelta, pequeño resumen.

La élite y la alcantarilla

La dicotomía eterna entre los antagónicos podemos llegar a verlo reflejado prácticamente a diario. En situaciones cotidianas, conversaciones cruzadas o puntos de vista de un contertulio o de otro.

En poco más de 24 horas he vuelto a tener la suerte y la desgracia (dicotomía tan antigua como Las mil y una noches) de observar a un erudito mayúsculo, un genio de las palabras, un vendedor de sueños a un lado del escenario y un lamentable pintamonas, ignorante hasta la náusea y analfabeto hasta el vómito en el otro. Así son los contrastes. Mi padre recita a Borges, menta 8 entremeses no representados de Cervantes y eleva el arte literario a categoría de dulce abrazo del saber compartido con cubiertas de terciopelo y por otro lado el patético estasiano, ese despojo cerebral que mal dirige una empresa, esputa sobre la lengua de nuestros antepasados como quien orina en una taza de váter infecta y hedionda.

Hace unos días, supe de la mano de un gran amigo que el chancero cabezón, por todos conocido como «el mantecas», mencionó mi nombre para desprestigiarlo (obviamente por rencor) como antaño hizo con mi amiguísima Ejter o como en el futuro hará con cualquiera de los grandes profesionales que por allí continuan y que tienen la desgracia de tener a este tuercebotas chusquero como arrendador de su tiempo.

En el fondo me entró risa. Ya conocen al tipo. Ignorante hasta la náusea y analfabeto hasta el vómito. Podríamos definir al penoso ignaro con cualquier hipálage barroca de esas que alegran la vista y envuelven el oído, pero es probable que estuviéramos perdiendo el tiempo, porque da igual: no lo entendería. Así es el personaje; no da para mucho. Mezcla de cuervo de Allan Poe y de cretino cainita, mezcla de tiranillo de segunda y de torpe caricato.

Por contra: mi padre. Joder, no es porque sea mi padre, pero ¡que categoría! Qué grandeza en el discurso, qué templanza, qué grandiosidad. Un octosílabo por aquí, un endecasílabo por allá, una frase alentando esperanza con tierna sapiencia, un discurso seductor, una expresión cautivadora… un maestro de la alegría de aprender, de saber y de compartir.

Hoy pude asistir a su majestuosa clase en el Máster de Edición y han sido las mejores horas lectivas desde las clases de Fuentes en la Universidad. Enlazando a Quevedo con Lope, la generación del 27 con Góngora, una epístola por aquí y un verso por allá, Job por el Este y un proverbio latino por el Oeste. Con la «percha» de las sardinas de Sancho o con el Zalacain de Baroja recuperando su verdadero nombre. Una puta maravilla de clase, permítanme la procacidad (aunque difícilmente habrá mayor obscenidad que pararse a diagnosticar remotamente al pobre escombro ese del que también les hablaba).

Como irónicamente escribió Borges: «Este original es infiel a la traducción». Hagan un paralelismo. En el mundo de hoy, los que conducen coches de alta gama, los que han provocado esta crisis tan exagerada, los que destruyen la esencia misma del hombre son hijos de puta como el estasiano. Es así de sencillo. Basura que ha corrompido los valores y contra los que habría que levantarse y eliminar. Deberían ser los protagonistas de cualquier cuento cómico de El Conde Lucanor. Sentir desprecio por ellos es lógico. Pero quizás, el sentimiento más cristiano sería el de la pena. Son pobres diablos que vagan por la tierra aprovechándose de errores del sistema aún a trueque de condenar su posibilidad de reciclamiento.

Hoy es de esos días en que presumo de tener cerca a uno de esos talentos puros, de conocimiento a doble espacio pero ilimitado: la gran historia del mundo por volúmenes. Al alcance de la mano.

Por momentos me embarga la tristeza. Tal vez no he explotado lo suficiente la fuente de conocimiento que, verbi gratia, representa lo más noble del conocimiento humano. Demasiado tiempo atufado por la mierda que desprende el estasiano. Y eso, sí que es sólo culpa mía.

Por suerte, me reconduzco. Una segunda oportunidad se me ha abierto y sin necesidad de citar ningún evangelio procuraré aprovecharla.

Al otro…que le den por culo.

Nunca mais

Siempre me pasa lo mismo.
Me juro y me perjuro que entre semana, si salgo, es para tomarme un vinito, una cervecita o una copita. Pero lo que se pretende sea un sufijo acaba convirtiéndose en varios.
Vino la Ejter y la cena era obligada, pero lo que no era tal fueron las copas que siguieron a las tapas en el bar del gran Rubén.
Que, por cierto, me contó las que está liando el hijoputa del estasiano. Vaya cerdo.
Recuerdo que siempre hemos hecho mención a la memorable noche pasada con Del Rosal y Barra en el Arriba un día entre semana que confirmó nuestra querencia absoluta a la diversión transgresora. Lo de esa noche esté posiblemente marcado en el código penal como ahogamiento de neuronas en cebada y tal vez se castigue con la obligatoriedad de leer (en plan La Naranja Mecánica) el último libro de Boris Izaguirre sin ningún tipo de opiáceo para que pase sin demasiado dolor.
Pues eso. Hoy el pertinente despertar cotidiano se ha transformado en un incesante martilleo terrible que ha terminado por agotar mi paciencia. Sí, leen bien. Agotar mi paciencia ¡conmigo!
¿Cuándo acabará esto? Es urgente terminar con estos despiporres.
Puedo prometer y prometo que no volveré a ingerir líquidos graduados ninguna noche de domingo a miércoles. Algún jueves no es descartable. Pero nunca más un lunes.
Es más, si me ven en el entorno de un centro de no lectores (como dijeron de coña el otro día en el máster) llamen a la benemérita. Saquen los tanques. Impídanlo.
Tengo más que claro que esto es culpa de esos que se hacen pasar por mis amigos y que valiéndose de la inocencia que define mi existir, me llevan por el camino de la cerveza y del oprobio tasquil (de tasca).
Y encima, por fin esta tarde, si no pasa nada raro, subiremos el sofá-cama que sobra chez Zurita con la ayuda de un par de peruanos. No sé ni como son, pero como sean primos hermanos de Torrebruno, tendré que llamar al vecino para que nos ayude.

Sería interesante que mis queridos amigos me echaran un cable. Creo que si fuese el caso, les invitaría al Nostalgia a tomarse un buen batido de plátano…que es martes.

Cambiando la realidad

Es cierto que cualquier tipo de cambio es siempre dificultoso. Es complicado hacerse de forma rápida con las nuevas circunstancias que acompañan el devenir que nos espera. Pero en mi caso es tremendo.

No me puedo arrepentir de haber cambiado, porque las realidades pasadas eran las que eran, pero incluso así, si lo llego a saber no hubiera desembarcado en esta aventura tan esperpéntica.

A pesar de todo, creo que a medio plazo me alegraré de haber dado el paso, pero desde luego ahora estoy en un charco metido del que hay que salir lo antes posible.

No para de venírseme a la cabeza ese libro titulado «Embajador en el infierno». Bingo.

No sé cuándo, pero tengo claro que en breve, tocará nuevo cambio.

Se están estudiando alternativas. Y a pesar de la incertidumbre que rodea esta actual situación, hay que ser optimista.

Quizás estos malos momentos sean preludio de mejores horizontes. Ya dijo la Ejter aquello de la vida cíclica y la imbricación de las subidas y las bajadas.

Toca «apretar el culo» (O´Connell dixit) y sufrir. Pero en poco tiempo, habrá que escapar.

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