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02-05-11

EE UU mata a Bin Laden

Cuatro helicópteros sobrevolaron en plena madrugada del domingo la mansión fortificada de Abbottabad, a 60 kilómetros de la capital pakistaní, donde se sospechaba que podía ocultarse Osama Bin Laden.

En medio del revuelo atronador, 20 soldados de elite de la Marina (los temibles SEALS) se abrieron paso con explosivos de mano, potentes rifles de asalto y dispositivos de visión nocturna.

El líder de Al Qaeda fue sorprendido por el ataque. Sus hombres de seguridad poco pudieron hacer contra la avalancha de fuego de los SEALS, que no sólo mataron a Bin Laden, sino también a uno los hijos del terrorista saudí, a otros dos hombres y a una mujer que llegó a ser usada como escudo humano, según relataron fuentes próximas a la operación a la cadena ‘ABC’.

Según la Fox, los soldados de elite le dieron a Bin Laden la oportunidad de rendirse antes de dispararle un tiro en la cabeza, concretamente, en su ojo izquierdo. Sin embargo, el líder de Al Qaeda ya había declarado en cierta ocasión que EEUU nunca le capturaría vivo.

Hoy sobran los comentarios.

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Tradición y orgullo

Esa expresión tan utilizada por Valdano en la Champions en el momento en que se entra en los octavos de final y se deja atrás la liguilla inicial de 6 partidos de: «Se acabó la Champions League, ahora empieza la Copa de Europa», podría ser utilizada de manera casi paralela para el campeonato del mundo. Y es que ahora sí que empieza de verdad el Mundial. Llegan los cruces. Uno pasa y otro se queda. España conoce muy bien la sensación. Sin ir más lejos en 2006, ganamos los 3 partidos de la liguilla de manera solvente y contra Francia en octavos nos fuimos para casa (Francia sólo había ganado de manera lamentable a Togo en la liguilla, pero se metió en la siguiente ronda). Por tanto, atentos que todo se empieza a decidir. Hoy dos enfrentamientos: Uruguay – Corea del Sur y Estados Unidos – Ghana.

Octavos de Final: Uruguay 2 (Luis Suárez (2)) Corea del Sur 1 (Lee Chung Yong)

El partido medía la tradición ya casi olvidada de los uruguayos en la Copa del Mundo (bicampeones y semifinalistas, por ejemplo, contra el fabuloso Brasil de pelé en el 70), contra el creciente poder surcoreano (semifinalistas en 2002). Y se impuso la experiencia. Creo que Corea del Sur jugó mejor al fútbol, pero fue excesivamente inocente en las áreas. El portero Jung Sung-Ryong regaló el primer tanto tras un centro chut cruzado de Forlán que dejó pasar incomprensiblemente para que el delantero del Ajax, Suárez marcará el 1-0 nada más empezar (no olvidemos que pocos minutos antes, Corea había estrellado el balón en el palo en una falta). Uruguay pudo anotar algún gol más. De hecho, fue perjudicadísima por el árbitro (¿tendrá bulo Corea con los colegiados?; es que no consigo olvidar el Mundial de 2002) en dos acciones claras. Un inexistente fuera de juego que dejaba solos a dos uruguayos ante el arquero y un penalti como una catedral por mano de un defensor dentro del área. La cuestión es que Corea llegó viva a la segunda parte. Y ahí se vino arriba. Los primeros 30 minutos de la segunda parte fueron de un dominio claro, evidente, consistente y sorprendente de los orientales. Varias ocasiones, Uruguay encerrada, empate tras un balón parado y un error grosero del portero Muslera y del defensa Lugano  y Corea que se pudo poner por delante. La falta de ese gen asesino y de ese gen «canchero» que sí tiene esta Uruguay volteó de nuevo el encuentro. Remate impresionante de Luis Suárez tras un córner para hacer el 2-1. Desde el vértice, interior pie derecho al palo «largo», ajustado al poste y golazo. Uruguay está en cuartos de final. Allí le espera Ghana. Partidazo. Corea se marcha con la cabeza bien alta. Uruguay apunta al cielo. Como dice su himno nacional: «Es el voto que el alma pronuncia, y que heroicos, sabremos cumplir». No olviden que la República Oriental del Uruguay tiene sólo 3’5 millones de habitantes. Mérito incuestionable. Están entre los ocho mejores.

Octavos de Final: Estados Unidos 1 (Donovan (Penalti)) Ghana 2 (Boateng y Asamoah Gyan)

Dos de los conjuntos llamados a ser la sorpresa del campeonato se enfrentaban en Rustenburgo. Ghana defendiendo el orgullo africano y los americanos buscando la venganza de 2006. La primera parte fue de Ghana. Desde el principio. Error infantil de Clark, robo africano y Boateng que la pega de zurda rasa y fuerte y pone el 0-1 en el minuto 4. Las cosas tomaban un color claro. De hecho, el técnico yanqui Bob Bradley sustituyó al propio Clark tras ver además una amarilla en pocos minutos. Y para tener mayor presencia en el terreno del campo, donde Ghana era claramente superior. Pudo empatar Findley y después Asamoah sentenciar. Paradas de balonmano de ambos porteros y 0-1 al descanso. La segunda parte fue completamente diferente. De principio a fin, dominio estadounidense. De la mano de Donovan (veterano, pero con una clase mayúscula) las ocasiones se sucedieron. Una jugada de Dempsey acabó en penalti y Donovan ajustaba al palo para empatar. Altidore tuvo el 1-2, pero su innegable torpeza salvó a Ghana de decir adiós. La prórroga llamaba a las puertas. Primera del Mundial. Y comenzó igual que el tiempo reglamentario. Error incomprensible de la defensa americana, Bocanegra blandito deja que se cuele Gyan y esta vez no falla. 1-2. Estados Unidos lo intentó, pero sólo disponía ya de balas de fogueo. Además hay que reconocer que el cuestionado cancerbero Kingson estuvo a la altura. Ghana se mete en cuartos de final, salva el orgullo africano y se convierte en la tercera selección del continente negro en llegar a los cuartos de final (tras Camerún en el 90 y Senegal en 2002). Habrá que ver si contra Uruguay pueden hacer más historia. Tienen en su contra, además de la inexperiencia, varias bajas importantes por sanción y lesión de cara al choque. Mal presagio. Los americanos se vuelven a casa, pero con la sensación de que el soccer gana adeptos de manera exponencial por las tierras de Obama. Habrá que contar con ellos en el futuro. Ghana se convierte en lo que queda de Mundial en el orgulloso anfitrión de todo un continente.

Primera jornada de los octavos y ya se ha perfilado el primer envite de los cuartos: Uruguay-Ghana. Y por tanto, un semifinalista bastante sorprendente en cualquiera de los casos. Es el lado del cuadro por el que podría llegar Brasil u Holanda, por ejemplo. Todo a su tiempo. Lo innegable es que ya sólo quedan 14 equipos que puedan ser campeones del mundo. Esto se acorta. A velocidad de vértigo. De hecho, ya se han disputado 50 de los 64 partidos de que se compone este acontecimiento único en el mundo. España prepara el partido ante Cristiano y compañía. Hoy Albiol acabó tocado y Xabi Alonso sigue intentando recuperarse. La única duda, para variar, saber si acaba entrando Cesc o se mantiene Torres. Tremendo el partido con los lusos. Además, tenemos que vengar la derrota en la Eurocopa de 2004. Hay cuentas pendientes. Eso el martes. Hoy loa a Uruguay y Ghana. Protagonistas por méritos propios de la 16ª jornada del Mundial.

Minutos decisivos

El Mundial tenía reservado un día espectacular. Bestial. Dos campeones del mundo (Inglaterra y Alemania) tenían el pase pendiente de un hilo. Debían ganar. No podían permitirse un tropiezo. Es lo que tienen estos días de campeonato de la tercera jornada. Todo o nada. Impresionante.

Grupo C: Eslovenia 0 Inglaterra 1 (Defoe)

El encuentro estuvo dividido por varias fases. En la mayoría de ellas Inglaterra dominó el encuentro. Pero eso sí, de una manera discutible. Sin demasiado fútbol. Comenzó mal el conjunto de Capello. Eslovenia era dueña. Pero entre Gerrard, Milner (inmenso el del Aston Villa) y un gran Rooney, Inglaterra se hizo con el dominio. En una de las llegadas, centro a lo Míchel de Milner y gol de Defoe. Eslovenia quedó tocada. Apenas inquietó en la primera parte. Pudieron sentenciar Lampard primero, y Defoe y Gerrard en una doble ocasión, después. 0-1 al descanso. Inglaterra salió decidida en la segunda. Llegaron sus mejores 15 minutos del Mundial. Tiro al palo de Rooney incluido. Eslovenia, aún así resistió. Muy dignamente. Y pudo obtener más resultado en una triple ocasión en que entre Calamity y los defensas evitaron el empate. El final del choque le costó a Inglaterra un poco de su escudo. Defendiendo atrás, metidos en el área, con un miedo atroz a quedar en la cuneta. El fin justifica los medios, habrá pensado Capello. A la italiana, Inglaterra está en octavos. Lástima lo de Eslovenia, que quedó fuera tras el gol de Estados Unidos en el descuento. El resultado global delos tres partidos ingleses es pobre. Realmente mediocre. Pero llegan los cruces y todo puede pasar. Habrá que ver si se cumple ese axioma casi establecido en las últimas décadas de que Inglaterra nunca puede con su primer gran rival en los cruces (Argentina en el 86, Alemania en el 90, Argentina en el 98, Brasil en 2002 y Portugal en 2006). Tienen una bala. Pequeña, dura, con poco pelo y con mucha mala hostia: Rooney aún no ha marcado. Ojito.

Grupo C: Estados Unidos 1 (Donovan) Argelia 0

Estados Unidos pudo refrendar ante el mundo que merecía más que nadie el pase a octavos. Y lo hizo en el descuento. Cuando se veían fuera. Apaleada por los árbitros una vez más en el Mundial (hoy gol anulado de nuevo injustamente), buscó el tanto de forma casi suicida ante una bastante aceptable selección argelina. De hecho, los magrebíes (nuevo equipo africano que cae eliminado) empezaron avisando con un lanzamiento al larguero y varias ocasiones más. A partir de ahí, partido de Estados Unidos. Enorme el hijo del seleccionador, Bradley, mostrando un criterio impropio de un chaval tan joven. Gran jugador también Dempsey a pesar de los muchas ocasiones desperdiciadas. En general equipo bien formado y correoso. Aunque para verdadera enormidad hay que hablar del capitán Donovan. Extraordinario futbolista y referente de la selección subcampeona de la Copa Confederaciones 2009 y que ha pasado como primera de grupo (ojo, porque ahora se medirá a Ghana y de pasar en cuartos tendría enfrente al vencedor del Uruguay-Corea del Sur). Gran equipo.

Clasificación PTOS PJ PG PE PP GF GC (Dif)
Escudo de EE.UU. EE.UU. 5 3 1 2 0 4 3 (+1)
Escudo de Inglaterra Inglaterra 5 3 1 2 0 2 1 (+1)
Escudo de Eslovenia Eslovenia 4 3 1 1 1 3 3 (0)
Escudo de Argelia Argelia 1 3 0 1 2 0 2 (-2)

Grupo D: Ghana 0 Alemania 1 (Ozil)

Era el partido que decidía el grupo. El mejor equipo africano en este Mundial de largo ante la renovada y rebautizada selección alemana, mítica donde las haya. A mi entender fue un gran encuentro. Un partidazo. Sobre todo la primera parte. Jugado de poder a poder. Toque alemán frente a fuerza (no exenta de calidad) ghanesa. Ocasiones. Una clamorosa de Ozil que salvó el mediocre portero Kingson. En el otro lado llegadas, pero evidente falta de acierto.De Alemania sorprende su nuevo estilo. Llama la atención el buen hacer de varios de sus hombres. Sorprende Ozil (también escrito Oezil). El mediocampista zurdo recogió un balón en la frontal del área para soltar un pepinazo que se alojó en la escuadra derecha de la portería africana. Gyan pudo empatar, pero Neuer salvó a su selección. Ambos estaban pendientes de lo que sucedía en el otro partido. Un gol de Serbia eliminaba a Ghana. No llegó y será la única selección del continente organizador en octavos. Enfrente Estados Unidos. Alemania se medirá a Inglaterra en uno de los envites estrella del Mundial. ¿Quién no recuerda la final del 66? ¿Les suena Hurst? Y lo que es más importante: ¿les suena un suizo llamado Gottfried Dienst? La que nos espera…

Grupo D: Australia 2 (Cahill y Holman) Serbia 1 (Pantelic)

Todo parecía hecho (ahí están nuestras apuestas). Por eso no se produjo. Fracaso absoluto de Serbia y de Antic. No hay excusa. Australia necesitaba una goleada para conseguir el milagro y Serbia sólo ganar (incluso sólo empatar según se desarrollaba el otro choque) y no lo consiguió. De hecho, jugó una primera parte deficiente. Sólo una gran ocasión de Krasic y otra clarísima de Ivanovic detenida por el portero para toda la primera mitad. Insuficiente. La falta de ambición serbia se pagó con dos latigazos de Cahill y Holman (golazo en un tiro desde fuera del área). Ya fue tarde. Pantelic anotó en un rechace y en el descuento pudo lograr el 2-2. Agua. Fracaso. Se mten los dos mejores del grupo. Incluso Australia acaba tercera. Una pena. No es la primera vez que un país de los Balcanes deja a todos esperando más de lo que realmente da. Ya es tarde. Quizás en 2014.

Clasificación PTOS PJ PG PE PP GF GC (Dif)
Escudo de Alemania Alemania 6 3 2 0 1 5 1 (+4)
Escudo  de Ghana Ghana 4 3 1 1 1 2 2 (0)
Escudo de Australia Australia 4 3 1 1 1 3 6 (-3)
Escudo de Serbia Serbia 3 3 1 0 2 2 3 (-1)

Ya tenemos a cuatro conjuntos más en octavos. Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Ghana. Varias conclusiones de todo esto. Espectacular Alemania-Inglaterra en octavos. Disputadísimo y durísimo ese encuentro. Brutal. Para no perdérselo. Además, la primera selección africana (y única) que veremos en octavos ante Estados Unidos (reitero que ese lado del cuadro dejará un semifinalista inesperado). El día de hoy nos deja también y sobre todo la intensidad y las emociones que sólo partidos al límite pueden ofrecer. El último minuto decidió el pase yanqui y la eliminación eslovena. Inglaterra se tuvo que atrincherar, cual equipo pequeño, para defender su gol. Mientras, Alemania tampoco pudo estar tranquila. Ghana escuchaba el transistor a la espera de que no llegara el empate serbio. Maravilloso el Mundial en esos minutos de infarto. Sobre todo cuando les toca a los demás… porque no descarten que España tenga que pasar por esos momentos.

P.D. Este mes sólo es de fútbol. Lo sé. Pero lo que ha sucediendo (sigue sucediendo) en Wimbledon pasará a la historia. Dos desconocidos (Isner y Mahut) han llegado al quinto set —en el que como es sabido no hay tie break—. La cuestión es que hoy se comenzó a jugar este quinto set, puesto que ayer no lo acabaron. Hoy han jugado 6 horas y 3 minutos sólo el quinto set. 59-59. Acojonante. Han batido todos los records imaginables (duración, juegos, aces, puntos ganadores bla bla bla). Brutal. Bestial. En fin, hay incluso gente que dice que está amañado por temas de publicidades, apuestas… que hay intereses ocultos detrás. En fin… no me lo acabo de creer. La realidad es que es un momento que pasará a la Historia.

La insoportable necedad del Sir

Hoy volvía a jugar la Alemania sorprendente, la Inglaterra dubitativa y los Estados Unidos crecientes. Era un momento importante del campeonato para saber hacia dónde se dirigen estos grupos. Incluso quizás para desterrar viejas creencias de que el Mundial sólo empieza en octavos.

Grupo C: Alemania 0 Serbia 1 (Jovanovic)

Pues el Mundial es esto, señores. La súper Alemania que a todos nos encandiló perdió contra la Serbia de Antic. Partido mediatizado por el extraño arbitraje de Undiano Mallenco. El encuentro con más tarjetas del Mundial. Un poco raro. Klose fue expulsado (no sé hasta qué punto de forma justa) en el minuto 36. Además Podolski erró un penalti y otros remates simplemente acabaron cerca de la portería. Serbia hizo un partido muy serio, estuvo a punto de marcar más (dos remates a los palos) y se mete en la lucha por el pase. Fue un buen partido. Este grupo, a expensas de lo que ocurra en el Ghana – Australia está abiertísimo. Cualquiera puede pasar o cualquiera quedarse fuera. Cada vez toma más cuerpo esa idea de que este año hay muchos cruces de dieciseisavos de final en la última jornada del grupo. Y un apunte psiquiátrico. ¿Vieron el penalti que provocó Vidic? ¿Qué cojones les pasa a los defensas serbios? ¿Son imbéciles? ¿Borders? ¿Toman demasiadas vitaminas? ¿O les va más el voleibol? Delirante.

Grupo D: Eslovenia 2 (Birsa y Ljubijankic) Estados Unidos 2 (Donovan y Bradley)

Partido vibrante el vivido entre las, a priori, candidatas a luchar con Inglaterra por pasar a octavos. Ida y vuelta total. Inocencia y candidez en algunas acciones, pero buenos apuntes los mostrados por ambos. Primero por Eslovenia. 2-0 y una victoria que les daba el pase a octavos. Pero Estados Unidos reaccionó con garra y bastante fútbol. Empató e increíble gol anulado al final del partido por un árbitro de un país tan futbolero como Mali, que debió significar su victoria. Alucinante llegar a anular ese gol. El caso es que no van a ganar el Mundial, pero son conjuntos perfectamente preparados para dar la sorpresa a cualquiera en el momento menos esperado. También en el D, todo por decidir.

Grupo D: Inglaterra 0 Argelia 0

Fracaso sin paliativos de Inglaterra. De su fútbol, de sus futbolistas, de su entrenador y de tanto mito inflado que existe alrededor de esta selección. Jugadores mediocres elevados a las alturas (Lampard, Defoe, Lennon o Barry), otros que simplemente no están (Gerrard, Cole, Carragher Terry o Johnson) y otros que sencillamente son una risión (Heskey o cualquier portero) hacen que lo único potable de este equipo (Rooney) sea incapaz de comandar algo parecido a un aspirante a luchar por cotas mayores. Inglaterra es un fraude absoluto. Su partido ante Argelia de hoy debiera alarmar a más de uno sobre este particular y pasarse como terapia agresiva para acabar con los insomnios más profundos.  Sin ocasiones, sin garra, sin un ápice combinativo que diera lugar a la esperanza. La selección inglesa fue una nadería indigna del país al que representa. Tienen 2 puntos y se jugarán el pase ante Eslovenia. No es descartable pensar que puedan pasar a octavos. Lo que sí parece abominable es ni siquiera imaginar que puedan poner en apuros a un equipo grande. Capello, dimite. Te han descubierto.

Esta jornada de Mundial se resume con un dato inapelable. Ninguno hemos acertado en los 3 partidos. Es más, ninguno se ha aproximado. Sólo un servidor ha sacado un misérrimo medio punto del empate entre eslovenos y yanquis. Nadie podía presuponer que Alemania e Inglaterra se estrellarían de esta manera. Así ha sido. El Mundial está abierto. Viendo que tantos conjuntos importantes están dejando hasta última hora pendiente su pase a octavos, España debería pensar que está ante una oportunidad como cualquier otro de estos «favoritos». No sé si el Mundial es mediocre o que hay mucho «chau chau», que diría Gil. Alemania nos ha dejado fríos. Inglaterra nos ha dado cagalera. De estos partidos, sólo podemos salvar a los modestos.

Nombres propios: cracks y paquetes

Tocaban los primeros partidos del grupo B y uno del C. Y es que lo normal es toda esta primera fase (salvo la tercera y última jornada) será que se jueguen tres encuentros.

Era interesante poder ver en acción a dos de los grandes, a priori, favoritos para alzarse con el torneo: Argentina e Inglaterra.

Grupo B: Corea del Sur 2 (Lee Jung Soo y Park Ji-Sung) Grecia 0

Para mí (ahí está mi porra) no es una sorpresa. Corea del Sur es a día de hoy bastante mejor equipo que Grecia. De hecho, de los partidos que se han jugado hasta el momento es la vez en que ha habido más diferencia entre ambos contendientes. Grecia sigue anclada en un sistema antiguo con jugadores muy veteranos y con una ausencia de talento tan abismal que es probable que queden últimas de grupo. Justo al contrario que Corea del Sur, un conjunto trabajadísimo tácticamente y de una fuerza física tremenda. Varios jugadores además sobresalen como Park, el del Manchester. Las ocasiones del encuentro sólo fueron asiáticas y Grecia en ningún monento tuvo opción. Triunfo más que merecido de una Corea que opta a pasar de fase con holgura. Grecia está fuera.

Grupo B: Argentina 1 (Heinze) Nigeria 0

Argentina ha demostrado en este encuentro lo que es y lo que puede ofrecer. Un equipo tácticamente deficiente con nulos centrocampistas creativos (lo más parecido es Verón, ahí es nada), sin laterales (han jugado Jonás y Heinze… para llorar), pero con unos delanteros extraordinarios, superiores, absolutamente determinantes. Y un equipo que tiene al mejor jugador del planeta (con permiso de Xavi): Lionel Messi. El partido del 10 argentino ha sido impresionante. Rápido, con desborde, creando ocasiones y con la sensación de que comanda a una selección irregular, pero que con un buen día le gana a cualquiera. Además del tanto de Heinze a la salida de un córner, Messi dispuso de no menos de cinco ocasiones y el Pipa Higuain de otras tres. Pero no resolvieron y una discreta Nigeria (equipo que no ha sido goleado gracias al guardameta Enyeama) pudo al final incluso empatar. Uno de los problemas fundamentales de Argentina es su seleccionador: Maradona es tan malo que con unos cambios estrambóticos despobló (aún más) el centro del campo y el equipo quedó claramente partido en dos mitades. Argentina juega mal al fútbol, pero arriba te puede matar. Clarísimo candidato al título. Nigeria se jugará con Corea la otra plaza (apuesten por los asiáticos).

Grupo C: Inglaterra 1 (Gerrard) Estados Unidos 1 (Dempsey)

Partidazo el último que cerraba esta segunda jornada. Uno de los equipos con más solera y grandes jugadores se medía a la finalista de la Confederaciones del año pasado. Gran encuentro. Inglaterra demostró que tiene algunos de los tipos más determinantes del fútbol (partidazo de Rooney, por ejemplo), aunque condenó su sistema al dejar a Lampard y Gerrard demasiado atrás, jugando casi de organizadores más que de llegadores. Capello también se condenó al poner de titular al torpísimo y mediocrísimo Heskey. Pero la mayor condena de todo Reino Unido es llevar veinte años sin un portero mínimamente decente. Ayer nos reíamos con la posibilidad de que hiciese de las suyas «Calamity» James. Capello le dio la oportunidad de emularle al flojísimo guardameta del West Ham y «Calamity» Green no ha decepcionado a nadie, tragándose un disparo liviano de Dempsey que hubiera parado cualquier niño de 8 años y que supuso el empate tras el tanto inicial de Steve Gerrard. Tengo ganas de ver las salvajes críticas que va a recibir el pobre portero. En Estados Unidos a destacar el bloque, sobre todo. Equipo durísimo, con talentos interesantes como el archiconocido Donovan, el fortísimo Altidore y el del Fulham, Dempsey. Aún así, el grupo tan asequible (mañana se juega el Argelia-Eslovenia) permite predecir que posiblemente estas dos mismas selecciones pasen a los octavos de final.

Segunda jornada del Mundial. Argentina, a pesar de ciertas dudas, muestra al mundo que con Messi y diez más se puede ir a por todas, Corea confirma su progresión de esta década, Grecia justo lo contrario: su penosa decadencia e Inglaterra que tiene jugadores, pero le va a costar vencer a equipos verdaderamente potentes. Estados Unidos será muy complicada de derrotar.

Washington & Nueva York

Una vez dijo el presidente Lincoln que «Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años». Quizás por eso, ya desde hace muchos años pienso que viajar supone crecer interiormente. Crecer para bien. Aprender, aprehender, asir. Vivir.

Pese a que el viaje que me llevaría a cruzar el charco y poder visitar de cerca ciudades tan especiales como Washington & Nueva York nacía con una pena importante, al no poder ir acompañado por Mentxu, hice de tripas corazón y me presenté en Barajas, presto y dispuesto a cumplir una promesa. Mejor dicho varias en una. Cruzar el charco, ir a visitar a un amigo y a la familia de su hermano, patearme Nueva York, atisbar la Casa Blanca y comerme un hot dog de uno de esos míticos carritos de la Gran Manzana.

Crónica diaria de un viaje intemporal (12 marzo 2010 – 21 marzo 2010)

Viernes, 12 de marzo de 2010

09:46. Recuerdo la hora. Parece el punto básico de una novela negra, pero no. Eso decía mi móvil cuando entré en Barajas. Mi vuelo salía a las 12:40 de allí. 3 horas antes. Y una inexplicable sensación de temor (no al posible hurgamiento, más bien a lo desconocido) y una explicable sensación de tristeza por afrontar este destino sin la persona que nunca sobra.

Primer control de las amables señores de U.S. Airways y preguntas del calibre de quién me había ayudado a hacer la maleta, de dónde venía y si había venido en coche. Aprobado en Gilipollitis y la puntuación con forma de pegatina adherida a mi maleta, mi mochila y mi reluciente pasaporte. 11 kilos de maleta después, controles de Barajas: cacheo (sin tocamiento, aunque el tío que lo hizo más bien parecía sacado de Alguien voló sobre el nido del cuco), revisiones mil y al avión.

Casi 8 horas en un pequeño asiento con ventanilla, con una pequeña pantalla en que pude ver 2 películas, leer un rato y aguantar a un brasas puertorriqueño de 64 años, adúltero, católico y sentimental (Ni Valle hubiera creado a este personaje).

Aterrizaje en Filadelfia y casi 2 horas en el control de inmigración. Unos 25 puestos de control, filas marcialmente ordenadas, perros antidroga y del servicio aduanero olisqueando mochilas y comidas. Lentitud abrumadora en cada uno de los chequeos. Tenía 20 personas delante. Echen calculos. Hubo momentos en que mirando alrededor me vino a la cabeza la imagen de La lista de Schindler, cuando los judíos son milimétricamente analizados, etiquetados y sentenciados. Los agobios te rodean, entornan tu angustia. A las 17:45 (hora local) sale mi vuelo a Washington. Son las 17:01 y por fin me toca. Todo en inglés. El tipo del rapado militar y bigotito minúsculo ya sabe dónde voy, quiénes me alojan, cuando me largo de su país de 200 años de vida, ya tiene mis huellas, me ha hecho una foto, sabe cuánta pasta me llevo y hasta en qué trabajo en España. 17:08. Corro a por la maleta, porque tengo que dejarla en otro sitio para que enlace, como yo, el avión de marras. Nueco control. Cola interminable. No llego, es que no llego, pienso. Ya sólo veo problemas y pienso en cómo contactar con el Ferlein para decirle que estoy jodido. A las 17:22 me pongo los zapatos y con el cinturón en la mano corro, cual gamo africano, por la terminal A del Airport International of Philadelphia. Y es que mi puto avión sale de la B. Entreveo en una pantalla un aliviador on time en mi sombrío futuro. Llego, me sueltan un Hurry Up! además de una retahila de frases indescifrables. Estoy dentro. Me siento. Sudando, me pongo el cinturón. Lo he conseguido. Su puta madre: si sé que llegar a Yanquilandia es esto, me lo hubiera pensado.

En Washington veo al Ferlein. Se ha quitado la barba. No parece él. Estoy tan cansado que no me apetece ni recibirle con un calificativo cariñoso como cerdo o tarado. Recojo mi maleta negra de ruedines naranjas. Gonzalo, a la sazón, miembro destacado de la OEA, y su vástago Nicolás nos esperan en su toyota familiar. Pasamos a por Emma y por fin llegamos a Silver Spring. Ya en el Estado de Maryland, colindante con el distrito de Columbia en que se halla la capital de los Estados Unidos de América: Washington D.C. La polémica por esta anómala situación se traslada a las matrículas de los coches con el llamativo Taxation without representation. Los ciudadanos administrativamente censados en D.C. pagan impuestos, pero no tienen derecho a votar a sus políticos. Caso extraño.

La casa es enorme. Es antigua, pero reformada en sus partes fundamentales. 3 plantas. Duermo en el sótano. Lugar idóneo. Sofá-cama. Estoy derrumbado. Entré en Barajas 15 horas antes de que los Espáriz fuesen a buscarme. A dormir.

Fuera llueve. Llueve mucho.

Sábado, 13 de marzo de 2010

No hay jet lag cuando uno está cansado. Vemos una parte de los entrenamientos de fórmula 1, previamente grabados y nos vamos hacia Washington. Desde la morada hasta el Metro hay unos 15 minutos andando. Desde la parada de Silver Spring hasta la Gallery Place hay unos 20 minutillos. El Metro es antiguo. Fermín comenta que ha habido más de un descarrilamiento. Cosas del directo. El conjunto arquitectónico parece sacado de la antigua URSS. Grande, sobrio. Oscuro. Muy oscuro. Cumplidor.

A la salida, ya empieza a impresionar. La lluvia que no cesa. El Archivo delante, Smithsonian al fondo. El Mall como esqueleto. La capital impone.

Nos abalanzamos sobre el National Mall para llegar al núcleo. El epicentro es el famoso Obelisco. Inmenso. Monumento a Washington. El segundo obelisco (no monolítico) más alto del mundo con casi 170 metros de altura. Impactante. Impresionante.

El Mall tiene forma de cruz católica. Ya saben todo simbolismo. Y religión. Esa dupla tan habitual. Y es que uno ve muchas iglesias. No, mejor dicho, muchísimas. De toda índole, color y estructura imaginable por las calles americanas. Baptistas, adventistas, católicas, protestantes, presbiterianas… Digamos que es, al menos, llamativo. Sobre todo, porque se pueden ver casi pegadas las unas a las otras.

Desde el monumento a Washington avanzamos en dirección al Capitolio. El mítico Capitolio de los Estados Unidos de América. Alberga las dos cámaras del Congreso americano. El edificio fue diseñado por William Thornton y tiene una gran cúpula en el centro y dos edificios anexos a cada lado. El ala norte corresponde al Senado y el ala sur a la cámara de Representantes. En los pisos de arriba hay galerías para que el público pueda observar las sesiones en determinadas ocasiones. Es un ejemplo del neoclasicismo arquitectónico estadounidense.

La tormenta que nos fulminaba fue la causante de ir directos a ver un par de museos. A cual más sorprendente.

Comenzamos por el museo de Carlos. Así lo entendíamos el tío de las ex barbas y yo. El museo aeroespacial. Imagínense.

Aviones, motores, guerra fría… copio: «The National Air and Space Museum on the National Mall in Washington, D.C. has hundreds of original, historic artifacts on display, including the Wright 1903 Flyer; the Spirit of St. Louis; the Apollo 11 command module Columbia; and a Lunar rock sample that visitors can touch.». Amigo, Del Rosal, espectacular.

De hecho, en un momento le di un toque al bueno del canario. Teléfono apagado. A saber qué estaría haciendo. Imagino cómo sería su cara de asombro. Lógico. Éste es uno de sus sueños. Ya tendrá usted tiempo de ir, basurilla.

La lluvia sigue fuera. Toda la zona del Smithsonian que se erige a los lados del Mall y que tiene su punto álgido en el castillo ese de ladrillo rojo es más que espectacular. Y es que la vida y milagros de James Smithson no tiene parangón. El tío amasó una fortuna y la legó a los EE.UU. para que crearan un conjunto de museos y zonas públicas en las que se mos trase al mundo la cultura social, popular y de otro cualquier rango de la sociedad americana.

Salimos del Museo Del Rosal y sigue cayendo la del día de Noé. Nos vamos al museo de Historia Norteamericana y dentro de las 3 plantas, divididas a su vez, en 2 alas diferenciadas, vamos a la tercera oeste: presidentes, guerras y política. Una delicia. Fue tremendo poder comprobar la particular forma de ser de los estadounidenses con sus gobernantes. Y la cantidad tan exagerada de guerras que pueblan su existencia. Espáriz y yo comentamos en más de una ocasión que parece que el pueblo yanqui necesita estar en perenne sensación de librar batallas por una causa justa. Guerra civil, guerra contra España, mundiales, Cuba, Corea, Vietnam, guerra del Golfo, Irak, Afganistán, presenciales militares en tantos países…

Es como si llevaran en su gen una necesidad imperiosa de librar al mundo del mal. Dudosa forma de entender el bien. Recuerdo una anécdota que me contaba el sabio Fermín (sobre todo cuando no está borracho y cuando ha dormido bien, con lo que su, a veces, bordería desaparece por el sumidero). Dice que en el estado de Texas (posiblemente el más caduco de todo el país) en que la gente tiene permitido la posesión y uso de armas, cuando un tío conduciendo se da un golpe con otro, más de una vez saca una foto a la matrícula y lo arreglan todo por teléfono. Generalmente, por miedo a que a uno se le pire la pinza y te dispare ahí mismo. Anécdota, cuanto menos particular.

Un espacio bien destacado que tienen en este museo de Historia Americana es la Guerra de Secesión (1861-1865). Tienen muy a gala el recordar que fue Lincoln (según una encuesta que pudimos ver en Ellis Island el segundo presidente más importante de la historia yanqui, sólo superado por Washington).

Obviamente hay un gran espacio dedicado al descomunal despliegue norteamericano a lo largo de la 2ª Guerra Mundial, con especial énfasis en el desembarco de Normandía o la rendición de Alemania. Las bombas en Japón y los posteriores pactos. Una vez superada esta etapa, el museo presenta le conflicto de los misiles, la imagen de Castro y la figura inolvidable de JFK. Ese presidente tan carismático y tan brutalmente asesinado. El día antes de volverme a Madrid, Fermín y yo tuvimos tiempo de charlar sobre varios temas fundamentales de la historia como el hundimiento del Titanic o el magnicio de JFK. Yo nunca había visto estas imágenes. Espeluznantes. Obviamente conocía la escena, pero no recordaba el cuasi primer plano del segundo disparo. Asesinato de un presidente electo. Y las tropecientas versiones y posibilidades sobre la autoría que se abrieron después. De esas cosas que te dejan sin habla.

Digamos que salí muy satisfecho de esta visita al segundo museo del día. Entre ambos casi 5 horas. Más de uno no lo hubiera aguantado, pero aseguro que fue un tiempo más que bien aprovechado. En medio la primera de varias hamburguesas. Tiene bemoles que después de lo que hemos comido, haya vuelto más delgado. Está claro que el turismo adelgaza.

Hemos quedado con Gonzalo a las 18:46 en el Verizon Center. La ocasión lo merece. Vamos a ver en directo, ¡un un partido de la NBA! Washington Wizards – Orlando Magic. La cancha es enorme. Y el espectáculo que estos tíos forman alrededor de este evento es algo sacado de película de acción. Himno nacional al principio, presentaciones de los jugadores entre llamaradas, publicidades por todos los puntos del campo. Tiempos muertos en que se regalan bocadillos, burritos, camisetas, hay entrevistas al público… aquello es puro americanismo.

Los Wizards son un equipillo y son acribillados por Orlando, como no podía ser de otra manera, a pesar de haber empezado bien. «Supermán» Howard se come al resto de sus rivales. Vince Carter, ya más viejete le acompaña. No hay color. 109-95. Nos vamos antes de que acabe el partido. Abajo espera otra hamburguesa y después fiesta en casa de un tipo amigo de Gonzalo. Mucha cerveza (allí la gente lleva las suyas y es inconcebible mamarse a costa de los demás) y muchas lenguas (idiomas) encerradas en la habitación. Cambian la hora (2 semanas antes que en Europa, por lo que momentáneamente sólo hay 5 de diferencia con España) y a las 04:30 por fin vuelvo a la cama. Paliza de época. Estoy muerto. Y encima hemos quedado pronto para ver la Fórmula 1. La tele de los 1.500 canales está en el sótano, por lo que me tocará levantarme.

Domingo, 14 de marzo de 2010

07:29. He puesto el reloj. No han pasado ni 3 horas. Abro el ojo, subo las escaleras y allí no hay nadie. Hay que joderse con las marmotas. Para eso me levanto. Aprovecho y meo. Ni un ruido por la casa. Hasta Nicolás duerme. Es lógico, es domingo, pero, ¡claro! Me dijeron que se iban a levantar. La culpa es mía por no saber que se trataba de una milonga. En fin, vuelvo a dormir un rato. Un rato más tarde y en diferido vemos la carrera de Alonso. ¡Grande! Vaya paliza. Está claro quién es el favorito para el Mundial. No hay color. Ni el de Hamilton ni el de Massa. Alonso huele a campeón desde hace meses.

Han quedado a comer con una amiga india un brunch y allí que llegamos a Washington. Tras la pertinente manduca seguimos con la visita. Queda volver a ver el Obelisco. Ahora desde más cerca. Todo el conjunto que forma con las banderas. El día no es tampoco maravilloso, pero es mejor que los anteriores.

Tras una buena ración de fotos y de comprobar la grandiosidad del lugar, decidimos tomar el camino contrario al día anterior. Hoy toca patear hacia el Lincoln Memorial. A todo el mundo le debe sonar. El edificio tiene forma de templo griego dórico, y una gran escultura de Abraham Lincoln sentado e inscripciones de dos conocidos discursos de Lincoln. Lo hemos visto en películas e incluso en algún episodio de Los Simpsons. Creo que saben a cuál me refiero.

La parte principal del monumento es la escultura de Lincoln sentado hecha por Daniel Chester French. French estudió muchas de las fotos que hizo Mathew Brady a Lincoln, y mostró al presidente de forma pensativa, mirando al este hacia la Piscina Reflectante que encontramos a mitad de camino entre este lugar y el Obelisco. Una de sus manos está cerrada, mientras que la otra está abierta. Debajo de ellas, las fasces romanas, símbolos de la autoridad de la República, están esculpidas en el relieve del asiento. La estatua se levanta a 6 metros de altura y tiene 6 metros de anchura. Fue moldeada por los hermanos Piccirilli de Nueva York en su estudio del Bronx a partir de 28 bloques de mármol. La sala principal está flanqueada por otras dos salas. En una, el Discurso de Gettysburg está grabado en la pared sur, y en la otra, el segundo discurso innaugural de Lincoln está inscrito en la pared norte. Por encima de estos discursos hay una serie de murales pintados por Jules Guérin y muestran un ángel, que representa la verdad, liberando a un esclavo (en la pared sur, encima del Discurso de Gettysburg), y la unidad del Norte y el Sur (encima del segundo discurso inaugural). En la pared detrás de la estatua, tras la cabeza, se encuentra esta dedicatoria:

IN THIS TEMPLE
AS IN THE HEARTS OF THE PEOPLE
FOR WHOM HE SAVED THE UNION
THE MEMORY OF ABRAHAM LINCOLN
IS ENSHRINED FOREVER
EN ESTE TEMPLO
COMO EN EL CORAZÓN DE LA GENTE
POR LOS CUALES SALVÓ LA UNIÓN
LA MEMORIA DE ABRAHAM LINCOLN
SE CONSAGRA PARA SIEMPRE

Perdonen la chapa, pero era necesaria. Es verdaderamente impresionante.

En este monumento han tenido lugar muchos discursos importantes, incluyendo el de Martin Luther King «Yo tengo un sueño» por ejemplo.

Cerca están también el Monumento a los Veteranos del Vietnam, el Monumento a los Veteranos de la Guerra de Corea y el Monumento Nacional a la Segunda Guerra Mundial.

Volvemos a la idea anteriormente expuesta. Guerras, guerras, guerras.

Nos vamos a ir ya para el Metro. Toca volver a casa. Tercer día y Washington ha sido cuasi visitado en su totalidad. A la vuelta de Nueva York, tocará rematarlo. Pero el Mall, santo y seña de la ciudad ya ha sido pateado.

Bueno, claro. Yendo hacia el Metro decidimos ir a ver uno de esos puntos obligados a presenciar. Por supuesto… la Casa Blanca. La sede del presidente Obama. Era inevitable. Con unas medidas de seguridad abismales, como se puede imaginar, a través de unas rejas, con tropecientos mil guardias de seguridad y otras tantas cámaras hicimos la fotito de rigor.

Cenamos ligero (para variar) y vemos los resúmenes de la Liga. El Madrid le ha ganado al Valladolid, han apaleado a Ronaldo, Messi ha destrozado al Valencia y todo sigue igual. A sobarla. Nos vamos a Nueva York. El verdadero destino del viaje.

Lunes, 15 Marzo de 2010

A las 09:30 cogemos el autobús. Bien prontito. Son 4 horas largas de trayecto. Y eso se nota. Además ha habido que llegar hasta allí en Metro. El turismo es cansado. Y sufrido. Pero generalmente tan gratificante que se pasa por alto cualquier sacrificio. El bus nos dejó en el Madison Square Garden. ¿A quién no le suena este lugar, verdad?

Llegamos y con dos cojones y las maletas a cuestas vamos al Metro de Nueva York. Aquello es otro mundo. Líneas, líneas, líneas. Varias vías por parada. Andenes de preguerra, mundo viejuno, negros, chinos, blancos, latinos, judíos, chicanos. De todo. Una mezcla cultural, social, racial y sentimental. Pero todo increíblemente natural. No es raro ver aquello. En principio, íbamos a un hostal en East Broadway. Pero hubo problemas con la reservilla y después de uno de los episodios cómicos más lamentables que yo recuerdo, acabamos en la 73 con York. A un ratillo andando del Metro, pero relativamente cerca. Nueva York es, en verdad, muy manejable. Se mueve a través de coordenadas muy sencillas. Con un plano de la ciudad y otro del Metro, uno no se pierde.

Lo dicho. Nos presentamos en el primer hostal. No hay timbre. En medio de una parte del barrio chino. O al menos eso parecía, porque luego en el mapa, tampoco es que Chinatown estuviera al lado. Tras golpear la puerta y ver que no contestaban, pillamos el teléfono, pero justo nos habíamos quedado sin saldo para llamar. Pero llegaron unos japos (eso creo) que habían contactado con un menda que al parecer esperaba dentro. Nos abre el tío. Creo que se llamaba Antonio. Parecía mexicano. Señores, ese pseudohumano era el típico lelo, lerdo, lento y ‘adobo’ que decían en mi pueblo. Le preguntabas por la reserva y tardaba minutos, repito ¡minutos! en buscar en el ordenador la susodicha «reservación» que decía en su español de alcantarilla. «Chicos, no la encuentro». El Ferlein le enseña el papel. El tipo duda, nos mira (yo pienso, ¡pero pedazo de subnormal, mira en el ordenador!), entonces va a la pantalla (a veces funciona la telepatía) y nada, no nos encuentra. Con la misma reacción que un cojo a la hora de correr 100 metros coge el teléfono. No le funciona. ¡Vaya! ¡Caramba! Tampoco va el teléfono. Llama a otro y le dice que por favor, David le llame. Nosotros de pie. En un espacio reducido, con las putas mochilas a cuestas y con los japos al lado. Atiende a los japos. Con su reserva no se han equivocado. En un inglés de Fresno de Torote habla finalmente con David (un guiri, o sea, entiendan que cuando la ameba mexicana decía su nombre era ‘Deivid’). Le oíamos: «Yes, but guys are here». Con la potencia de voz de Ricardo Rocha y la cadencia de alguien tartamudo. Era más que inaguantable. Los nervios a flor de piel, pero finalmente nos medio dijo que iban a venir a por nosotros y a trasladarnos a otro sitio. Ahí vino un puertorriqueño que en su coche nos llevó. Pillamos atasco mientras veíamos el río Hudson y pasábamos cerca del edificio de la ONU. Interesante la conversación con el tío. Majete. En fin, tardó pero lo conseguimos. El hostalillo era en realidad un apartamento. 2 habitaciones independientes que compartían una zona común con cocina, ordenador, sofá, baño etc… Muy bien. Sobre todo, porque una de las habitaciones estaba vacía. Estábamos muy cómodos.

Cogimos el metro y nos dimos el primer voltio por N. York. Empezamos por el Greenwich Village, la zona más bohemia y de gran tradición cultural. Ya saben. Muy gafipasta. El tiempo era una mierda y el famoso parque, centro neurálgico de tanto artista estaba cerrado por obras y hecho una mierda. Pudimos eso sí, ver por encima la Universidad de Nueva York que linda con la zona.

Obviamente nos acercábamos a la zona financiera, pero decidimos dejarlo para el día siguiente. Paseamos cerca de varios edificios federales y pudimos ver el esplendoroso Ayuntamiento. Y es que dentro de todo el espectáculo que supone en sí mismo «la ciudad que nunca duerme», los edificios tan tan tan altos es lo que se apodera de ti. Términos como inabarcable, enorme, tremendo, gigatesco no cesan de utilizarse.

Y una debilidad que compartíamos los dos bebedores (ansiosos ya por tomarnos una cervezuela): el mayestático puente de Brooklyn. Un espectáculo sin parangón. Era ya tarde para cruzarlo, pero sí nos acercamos a la parte de abajo, en la que ya casi tocas el río con las manos para ver de cerca una de las «puertas» de tan brutal puente. Un nuevo piti del Sr. Fermín, unas cuantas fotos y un silencio evocador (uno se acuerda de muchas cosas y de muchas personas -o de las elegidas simplemente- en este tipo de momentos). La estampa era de película. Precioso. No me digan que no.

Paseo ligero por el Soho, Chinatown y por Little Italy para terminar la tarde. No nos dio tiempo, quizás a profundizar, demasiado por la zona, pero el tiempo era infernal, el cansancio ya pesaba, pero desde luego nos hicimos una idea de lo curioso de los barrios por los que pasamos. Personalmente, me encantó Mulberry Street, la calle de Italia por excelencia. Banderas transalpinas, bocas de riego con el azul, blanco y rojo, restaurantes italianos, comercios del país en forma de bota. Italia en Nueva York.

Ya ven, se aprecia en la foto que seguía lloviendo. Está claro que tocaba birra. Pa dentro que fuimos. Un detalle: son carísimas. 28 dólares por lo que aquí serían algo así como 4 tercios. Es curioso, lo barato de algunas cosas como la ropa o la gasolina y lo carísimo de la cerveza o, por ejemplo, el transporte público. Primero fuimos a un bareto normal donde una camarera medio china nos dio la brasa. Joder las ganas que tenía de hablar. Finalmente cenamos en un lugar típico. Ensalada, cerveza y pizzote. Juzguen.

Metro y al hostalillo. Todavía nadie en la otra habitación. A sobar. Vaya palizón. Mañana toca la Estatua de la Libertad, Ellis Island y otras cuantas cosas.

Martes, 16 de marzo de 2010

Problemas derivados de la ducha y con una línea de Metro hicieron que nos presentásemos más tarde de los previsto en la línea de meta. Y se notó. Pillamos la entrada para el viajecito en ferry hasta la Estatua & Ellis Island y tocó una hora de cola. Por lo menos, empezaba a salir el sol. Bien que se agradecía.

Ya en el ferry empezábamos a disfrutar de las vistas. Tanto de un lado, como de otro. Sin palabras.

El error que muchas veces se comete es subir dentro de la Estatua para poder obtener mejores vistas. Pero como digo es absurdo. El abogado de subsahas lo sabía y por ello me previno. Dimos una vueltecita por este monumento histórico recordando su significado.

«La libertad iluminando el mundo» (Liberty Enlightening the World) fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en 1886 para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y como un signo de amistad entre las dos naciones. Fue inaugurada el 28 de octubre de 1886 en presencia del presidente estadounidense de la época, Grover Cleveland. La estatua es obra del escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi y la estructura interna fue diseñada por el ingeniero Gustave Eiffel. El arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc, estuvo encargado de la elección de los cobres utilizados para la construcción de la estatua. El 15 de octubre de 1924, la estatua fue declarada como monumento nacional de los Estados Unidos y el 15 de octubre de 1965 se añadió la isla Ellis. Desde 1984 está considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La Estatua de la Libertad, además de ser un monumento importante en la ciudad de Nueva York, se convirtió en un símbolo en Estados Unidos y representa, en un plano más general, la libertad y emancipación con respecto a la opresión. Desde su inauguración en 1886, la estatua fue la primera visión que tenían los inmigrantes europeos al llegar a Estados Unidos tras su travesía por el océano Atlántico. En términos arquitectónicos, la estatua recuerda al famoso Coloso de Rodas.

Desde abajo, la estatua impresiona. Habrán notado, por cierto que el tiempo fue mejorando. Había momentos en que hacía hasta bastante calor.

Desde la isla en que se encuentra la visión del sur de Manhattan es algo que todo ser humano con cerebro debería poder admirar y disfrutar alguna vez en su vida.

Después, nuevamente en el ferry la siguiente parada fue Ellis Island. A lo largo de los últimos dos siglos sirvió como fuerte en la guerra contra los británicos. Aunque a finales del XIX  se convirtió en la principal aduana de la ciudad. Entre 1892 y 1954 aproximadamente 12 millones de pasajeros, que llegaron a los Estados Unidos a través del puerto de Nueva York, fueron inspeccionados allí, tanto legal como médicamente. Se estima que tan solo un mínimo porcentaje fue deportado (2%), formando éste un grupo integrado principalmente por polígamos, criminales, anarquistas y portadores de enfermedades infecciosas.

Lo visitamos durante un par de horas, vimos una película en un teatrillo en que casi me sobo y disfrutamos con muchos detalles de las extensísimas exposiciones que componen la visita. Mereció la pena.

Ya de vuelta al sur de Manhattan en el parque anexo a la zona de puerto en que atracan los ferrys vimos a mucha gente rodeando lo que parecía un espectáculo callejero. Acertamos. Los típicos cachondos acróbatas que montaban un show muy curioso. Estuvo gracioso. El Fermín se medió enamoró de un negro chistoso. Preocupante…

Lo grandioso llegó tras comernos unos perritos por la zona financiera. Llegamos a la bolsa, Wall Street, edificios a cual más gigantesco, gente por doquier, inmensidad. Esa zona vista desde abajo impresiona. Uno se siente pequeño indefectiblemente. Es lo que tiene Nueva York. Por eso es tan única. Como curiosidad, el edificio de la bolsa en cuya fachada, tantas veces hemos visto la bandera del país, tenía en esta ocasión otro tipo de decoración. Y es que se acercaba un día muy importante también para los yanquis.

Llegó uno de esos momentos simbólicos. Esperados. Al menos por mí. Ir a la zona del World Trade Center. Lo que en su día albergó las torres gemelas, claro. Es una zona inmensa, rodeada de edificios también gigantescos y en el centro el proyecto que desde hace ya un tiempo pretende sustituir los escombros y los infames recuerdos por nuevos aires.

Como pueden advertir, estamos en la zona de los edificiacos. Lo que se veía desde el ferry, por ejemplo. El sur de Manhattan. Curiosamente, el edificio de más altura (Empire State) está algo más arriba, más alejado de este mítico skyline.

Seguimos paseando, Espáriz con su Pretzel gayer y con sus doscientos cafetitos. Tenían que haber visto la ingente cantidad de café de los putos Starbucks (imagino que muy poco cargaditos) que se metía cada día pa’l cuerpo el amigo. Claro y luego cada dos por tres a mear cual señorita con problemas de micción continuada. Decía que íbamos por esa zona financiera rodeado de rascacielos (creo que jamás he hecho tantas fotos con la cámara en posición vertical) y nos dio por cruzar completamente el puente de Brooklyn en que ya estuvimos y llegar así hasta el barrio que lleva su nombre. Fueron unos 20 minutillos, con un solecito agradable y una riada de personas, ya fueran andando, corriendo o en bicicleta (algunos rozaban el accidente debido a la velocidad por la que suelen ir habiendo tanta gente alrededor). Las vistas siguen siendo espectaculares. Por ejemplo, uno divisa también el puente de Manhattan, situado justo enfrente.

Allí cogimos el Metro y reventados como perras regresamos al hostal, no sin antes dar un paseo bastante largo también por Central Park. Era la primera vez que nos parábamos a visitar y caminar por el mítico recinto. El parque urbano mundial por excelencia tiene 341 hectáreas de extensión, forma rectangular y unas dimensiones de 4.000 m x 800 m, siendo más grande, por ejemplo que Mónaco. Es algo así como cuatro veces más grande que el parque del Retiro. Dimos un buen paseo y finalmente pasamos por un pequeño súper para comprar unas mierdecillas y cenar algo diferente y preparar unos bocatas para el día siguiente.

Miércoles, 17 de marzo de 2010

Plato grande para empezar el día. El inigualable Empire State Building. Situado en la intersección de la Quinta Avenida y la West 34th Street. Su nombre deriva del apodo del Estado de Nueva York. Fue el edificio más alto del mundo durante más de cuarenta años, desde su finalización en 1931 hasta 1972, año en que se completó la construcción de la torre norte del World Trade Center. Tras el 11-S, se convirtió nuevamente en el edificio más alto de la ciudad y el estado de Nueva York. En su parte más alta llega a medir casi 450 metros. Bestial. Es impactante, porque se ve desde cualquier dirección en un perímetro de unas 50 manzanas.

Después de los inevitables controles, varios ascensores, diferentes pasillos que cruzar y diversas puertas que atravesar, uno se encuentra en la azotea. Ya saben, donde estaba King Kong y donde se encontrarían Tom Hanks y Meg Ryan en Algo para recordar, esa película fetiche del Míkel. Las vistas son inenarrables. Se podría quemar una tarjeta entera de cámara haciendo fotos sin parar. Todo parece tan pequeño, pero a la vez tan grande. Cuestión pura de perspectiva. Las sensaciones son similares a las que se sienten cuando uno está en pleno puente de Brooklyn. Es estar en un monumento que es historia. Pura historia. Historia reciente, pero no por ello menos importante. Es de esos lugares imprescindibles de visitar.

Lo dicho, maravillosa estampa. Pero claro, una cosa. Era 17 de marzo. San Patricio. San Patricio en Nueva York, nada menos. Ya es sabido por todos la ingente colonia irlandesa desde siempre que se ha establecido en Nueva York, lo que unido a otra serie de hechos históricos, lingüísticos y alcohólicos han hecho de esta celebración un momento especial.

Después de patearnos casi 30 manzanas tras ver un curioso edificio que hacía esquina llegamos a la 51 (sin querer elegimos una posición cerquita de la St. Patrick’s Cathedral) y permanecimos casi hora y media haciendo fotos y vídeos y viendo el desfile que medio paralizó a la ciudad. Tenían que haber visto el ambiente tan agradable y de felicidad que se respiraba. Decir que nos contuvimos y pese a que la gente ya estaba desde medio día mamándose en los pub, nosotros no entramos hasta la tarde.

El Ferlein, con esa vena irlandesa que tiene (de lo cual debería enorgullecerse siempre) estaba especialmente contento y activo para no perder detalle alguno. Al cabo de un rato y con las piernas ya cansadas y medio cargadas de tanto aguantar de pie, decidimos seguir paseando y entrar en la Catedral de San Patricio. A mí, personalmente, me encantó. Como es lógico suele pasar a un segundo plano en una ciudad del tamaño y las características de la que visitábamos. Esbelta, bien parecida (parece que hablo de una tía) y dejando bien alto el nombre de su hermana dublinesa.

Al salir, también fuimos a disfrutar con el Rockefeller Center que no quedaba lejos y es otro de esos puntos habitualmente mentados en Nueva York. Con varias de las boutiques más chic de Nueva York, presenta un aspecto de lujo por todos lados. Obviamente la familia por la que se construyó ha dejado un nombre que rápidamente se asocia con el dinero. Varias esculturas como la de Atlas, la placita repleta de banderas en que se suele colocar el abeto mitico gigantesco que todos conocemos en Navidad y esa pista de hielo también varias veces mentada.

Tienen como tradición estos yanquis que haya patinadores cada poco dando espectáculo sobre esas cuchillas con cordones. Pensar en que intentar imitar el movimiento más sencillo que estos tíos hacían significaría automáticamente mi caída provocó una carcajada interna. Qué le vamos a hacer. No he nacido hábil para el hielo. Lo prefiero en un vaso de tubo rodeado por ron y coca cola. Ahora, si hubiera que identificarse con una pista de hielo por obligación, está claro cuál sería. La de Central Park que vimos a continuación, donde fuimos a comernos el bocata (no a la pista), y que también suena de ciertos episodios televisivos (¿cuántas veces hemos oído que casi todo en Nueva York suena? Pues es cierto).

Tras volver al hostal a reposar un poco los ya doloridos pies y recargar las baterías de las cámaras fotográficas tomamos la ruta idónea para pasar un ratito de la tarde en ese punto tan especial. Times Square. Intersección en Manhattan en la esquina de Broadway y la Séptima Avenida, ha alcanzado la condición de icono mundial. Es un símbolo de la ciudad. Principalmente definida por su animación, la publicidad digital. Anteriormente llamada Plaza Longacre, Times Square fue nombrada de la actual manera después de que allí se hallasen las oficinas de The New York Times, en el edificio One Times Square. Es, junto con Central Park, la zona metropolitana de Estados Unidos que más ha aparecido en películas y programas de televisión.

Impresionante. Es como estar rodeado por televisores gigantes que te martillean con colores e imágenes (lamento el símil paletil y muy del analfabeto de la Ser). Por un momento imaginé lo que hubiera sido pasear por este lugar en el mismo estado en que estábamos aquel inolvidable e inefable invierno de 2008, en aquella ya lejana noche de Rotterdam.

También visitamos la zona de los teatros. Como pueden imaginar muy próxima a este meollo. The Majestic, por ejemplo.Y es que el paseo por las inigualables calles de Broadway es un punto recomendable en esta ruta. Por supuesto, un buen tramo lo hicimos por la majestuosa Quinta Avenida. Nuevamente algo que a todos nos suena.

La foto es pura casualidad, pero ya ven. La gente con el móvil como quien lleva encima un apéndice más de su cuerpo. Y es que la marabunta que se puede ver en estas calles con el estrés en sus cuerpos y el movimiento inconfundible de tanto negocio andante es paradigmático de la sociedad que inventó eso del «capitalismo».

En fin, nosotros ya sólo pensábamos en una cosa. ¿Tienen dudas?

En fin, decir que el Ferlein tiene el 80% de los documentos gráficos de esa noche, por lo que no descarten que vean la luz más fotos de esta mítica noche. 6 pintas (o 7, no recuerdo) y casi 50 dólares después (carísimas las cervezas) y una hamburguesa de por medio, decidimos volver al hostal. No sin antes pasar por un cutre súper que estaba abierto 24 horas. Estaba claro. Había que comprar más cerveza.

A eso de la 1 de la mañana de la última noche que habríamos de pasar en el apartamentillo neoyorquino, oímos que se abre la puerta. Entra una china. 1’55, aspecto de china, inglés de china y vestimenta de china. Vamos, una china. Nos pregunta cuál de las dos habitaciones es la que está libre. Nosotros, birra en mano, cansancio brutal, música puesta y tranquilamente acomodados medio balbuceamos que la de la izquierda. Allí se acomoda un tipo alto, de unos treinta y varios. La china china se pira. El tío sale un momento. Y menudo crack. Nacido en Oklahoma, estudió un año en Madrid (93/94) y después terminó su carrera en la costa oeste. Finalmente se fue a Corea del Sur y se casó con una coreana. Coreana, coreana. Y tiene dos niños. Viene a Nueva York a hacer una serie de entrevistas para ver si se puede volver con curro aquí. Quiere cambiar de aires. Está claro que ese año en Madrid le sirvió, porque pudimos comunicarnos perfectísimamente con él. Un crack. Gran tipo. Era más de la 1 y el tío se levantaba a las 5, porque tenía a lo largo de la jornada siguiente algo así como 10 entrevistas. Nos enseñó incluso el planning. Se sentó y compartía cerveza con nosotros. Enormes risas cuando recordábamos música, momento y goles de ese año. Vimos en el youtube aquel At. Madrid 4 Barça 3 de la mítica remontada. El tío se acordaba. Acojonante. Pero lo que ya nos dejó patidifusos es que tampoco había olvidado el R.Madrid 0 Oviedo 1 de aquel año con gol de Jankovic. Este personaje encajaría a la perfección en el espíritu y el estilo de Bebedores Magazine. Gratísima compañía. A las 02:30 nos fuimos a sobarla. Vaya día.

Jueves, 18 de marzo de 2010

La jornada comenzó un par de horas antes para mí que para la marmota Espáriz. Finalmente a eso de las 10:30 salimos por la puerta para completar el último día en la ciudad de Woody Allen.

Hoy tocaba mañana más tranquila. Cada uno se fue por su lado. Fermín a hacer cosillas y mi menda lo mismo. Compritas y eso. Cogimos el Metro y cada uno a sus destino. Estuve en Macy’s, la ingente cadena de tiendas en las que uno puede encontrar de todo a un precio escandalosamente barato. Ya les dije que el tema de los precios también choca en Nueva York. La gasolina a la mitad que aquí. La ropa y el calzado lo mismo. Sin embargo, la cerveza y otro tipo de consumibles cuasi obligatorios, carísimos.

Tras unas compritas decidí darme un paseíto para observar ciertos puntos inconfundibles de la ciudad por última vez. El Empire State (que se me olvidó decirles que en la noche de San Patricio apareció iluminado completamente de verde), Times Square…y claro me acordé de John Mc.Clane al ver el típico taxi yanqui. Coche amarillo inconfundible de ruedas desgastadas y sin tapacubos.

Fermín y yo acabamos comiendo en el Finnegans Wake, pub que fue, de los cercanos, el que más se acercó a la irlandidad que nos merecemos. Hamburguesaca y pinta. Perfecto. Antes de irnos definitivamente nos acercamos para ver el río ese en que a veces aterrizan aviones de cerca. Espáriz se acercó, después, a una tienda para ver si encontraba un trípode para su Sr. Hermano y finalmente el autobús que nos trajo, nos acabó por dejar de nuevo en Washington. Se acabó el periplo por esa city a la que seguro que volveré en el futuro.

Viernes, 19 de marzo de 2010

Reventados de la paliza neoyorquina, tocaba descansar. Pero lo hicimos relativamente. A las 7 de pie, para llevar al chavalín a la guardería y luego a los famosos outlets que están a unas 50 millas de D.C. Digamos que repetí en más de una ocasión la recordada frase de Pretty Woman: «vamos a gastar una cantidad indecente de dinero». No llegamos a tanto, pero me fui de allí con 2 vaqueros, 2 pares de zapatos, deportivas, chandal, camisetas para aburrir, gallumbos, calcetines… y una camiseta para Mentxu que no tuvo demasiado éxito. Suele pasar que para regalar ropa y todas esas cosas es mejor que la persona esté cerca. Especialmente si eres un jodido gañán como yo que jamás acierta en las tallas (ni en los colores).

Atascazo a la vuelta y tarde tranquila. Cervezuelas, internet, cenita ligera y ningún tipo de visita cultural. Al báter, pero cagar en un retrete yanqui no parece algo demasiado importante como para aparecer aquí (bueno, ya es tarde).

Sábado, 20 de marzo de 2010

Por la mañana, nos quedaba ir a ver un enclave fundamental. El cementerio de Arlington. Este cementerio militar se estableció durante la Guerra Civil estadounidense en los terrenos de la casa de Robert E. Lee. Está situado cerca del Río Potomac, en las proximidades del Pentágono. Y es que era otro punto que también nos quedaba por otear.

Veteranos de todas las guerras están enterrados en este cementerio, desde la Revolución Americana hasta las acciones militares en Afganistán e Irak. Como se pueden imaginar, el espacio es inmenso y dentro de la infinidad de lápidas y personajes allí enterrados, tiene un lugar preeminente la del presidente Kennedy. Muy sencilla, simbólica y núcleo fundamental de la visita. No les digo más que a 50 metros todavía del lugar en sí, un negro con muy malas pulgas y al parecer agente de seguridad nos gesticuló de forma cuasi airada para que bajáramos el tono de voz (tampoco excesivo… si va por allí el Míkel lo liquidan) porque el presidente descansaba y merecía respeto.

Justo al lado de la tumba de JFK aparece la de Jacqueline y más miembros de la familia, como alguno de sus hijos y la de su hermano Bob Kennedy. La tumba de JFK tiene lo que definen como la «llama eterna». Siempre encendida. Puro simbolismo.

En otro punto del recorrido llegamos a la Tumba de los desconocidos, conocida también como la Tumba al soldado desconocido, no ha recibido nunca un nombre oficial. Es uno de los sitios más populares del cementerio. Está hecha de siete piezas de granito con un peso total de 72 toneladas. Fue abierta al público el 9 de abril de 1932. La tumba tiene una guardia permanente las 24 horas del día, todos los días del año.

De hecho en cada cambio de guardia montan allí un espectáculo muy del gusto estadounidense. Por casualidad, llegamos en el momento exacto en que se producía el relevo. En fin… digamos que todo un poco teatrero. Un poco tribunero que diría Ortigoza.

Vimos el museo anexo a este lugar que tiene una importante colección de medallas que otorgan las diferentes delegaciones de los países que vienen a visitar u honrar a cualquier eslabón de la cadena militar estadounidense.

Nos fuimos a casas, porque ese día se preparaba una paella. Y es que venían unos amigos de Gonzalo para jugar una partida tradicional de mus. La comida fue excelente. Todo muy nacional. Había uno de Salamanca, otro de Zaragoza y el último de Madrid. Digamos que cada uno, muy de su padre y de su madre. Se mamaron como perras y casi prefiero que defina el Ferlein ciertos comentarios de los beodos. Y es que mientras bebían como locos, Espáriz y yo aprovechamos para ver la anodina victoria del Madrid en casa ante el Sporting.

Terminamos en el Mc Ginty’s tomándonos las últimas pintas que caerían en el viaje. Antes de irnos a dormir, un interesantísimo documental sobre el hundimiento del Titanic. Claro, con 1500 canales, algo que ver siempre pillas.

Domingo, 21 de marzo de 2010

El último día fue de despedidas. Obvio. Para agradecer a Gonzalo y Emma (y Nico) la enorme deferencia de acogerme bajo su techo y permitirme completar una travesía por dos ciudades referencia en los EE.UU. Fermín y el que suscribe les invitamos a comer en el lugar que ya pueden imaginar.

No tengan en cuenta, por favor, los pantalones del clan de la familia. Háganme caso, es una mente privilegiada. Y Emma igual. Gente nacida para triunfar.

A las 15:30 salíamos ya para el aeropuerto. Allí Fermín me dejó tras facturar la maleta de modo artesanal. Tú con una maquinita. En fin… imagínense eso en España. Caos asegurado. El primer vuelo sin mayores problemas y tras dos horitas de espera el segundo más largo (aunque menos que a la ida), pero más pesado, porque yo no puedo dormir en los aviones y el tema de las pelis falló un buen rato. Así que haciendo tiempo como podíamos.

Así concluía un viaje que perdurará para siempre en mi retina. La primera vez que crucé el charco sirvió para conocer unas ciudades que son referencia mundial. Sólo puedo dar las gracias. Y esperar que se repita en el futuro. Éste y otros viajes, porque recuerden como empezábamos toda esta historia.

«Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años».

Objetivos

Veía una película hoy (por ayer) con mi querida Mentxu: El desafío: Frost contra Nixon. Ya conocen la historia. La serie de entrevistas que concedió el ex presidente al peculiar periodista inglés en que acabó por reconocer que hubo delitos, ocultación de pruebas, corrupción y abuso de poder desde su cargo como máximo mandatario entre 1969 y 1974. Vietnam, Camboya… Watergate.

En un momento inicial de la película se ve a Nixon que le dice a Frost que él es su nuevo objetivo. Que es un desafío en el que sólo puede «quedar uno». Le insiste en que la vida se resume en desafíos. Y que sin ellos, sin objetivos (ya se consigan o no) la vida queda reducida poco menos que a nada.

¿Por qué digo esto? Porque he tomado una decisión drástica. Tras la juerga del último jueves acompañado del ínclito Del Rosal – que hoy (por ayer) hizo su examen y con el que no he podido hablar todavía-, del masterfucker Sr. Barra y otros amigos en que acabamos bebiendo demasiado y terminando a las 4 de la mañana tras varios cubatazos made in Padrao, estoy decidido y he tomado la determinación de no beber nada de alcohol en lo que queda de mes de Septiembre.

De hecho, el sábado estuve en la representación de La casa de Bernarda Alba en el Matadero de Madrid. Grandiosa obra, maravilloso texto y absolutamente espectacular representación. No duden en ir a verla. Merece la pena. Sin ninguna duda.

La cuestión es que tras terminar, decidimos dar una vuelta por los Madriles y terminamos en el mercado de San Miguel: jamoncito, tapitas, ostras… manjares en definitiva y mucha cerveza… sin alcohol. Lo que oyen. Cumplí lo previsto. Y así debo terminar el mes.

Entiendo que lluevan insultos, críticas e improperios. Pero ya saben… objetivos.

Poco más: la liga ya toma la forma que esperábamos. No se puede decir lo propio del europeo de basket. Empieza la Champions… divertido va a estar el año.

En lo puramente profesional, ya están puestas las primeras piedras: web en marcha y temas burocráticos también. Habrá que ponerse las pilas. Además, ya preparamos el desembarco algeteño inmediato.

En fin, no quería terminar este variopinto espacio cibernético sin loar al bueno y grande Don Miguel. El sábado siguió a rajatabla aquello de veni, vidi, vici con una ninfa vecina. Dale que te pego. Parecía tonto el Señor. Y además hizo dobles figuras (genial analogía inventada por Ortigoza).

Bueno señores, brindo por que tengan una buena semana. Con zumito de piña.

Un negro en la Casa Blanca

La noticia de la semana, del mes y probablemente de muchos años es la llegada al poder, de uno de los descendientes de la pobrea.
Parece que fue ayer cuando Robert Mulligan le daba un papel a Atticus. O cuando Spencer Tracy intentaba adivinar quién venía esa noche. Qué años, aquellos 60. Los puños de Smith y Carlos, los ojos de Malcom y los sueños del King, los bailes de Alí…
La pequeña historia del supuesto gran país y de su cincuentena de Estados viene marcada por conflictos internos raciales, poco vistos en otros lugares. Curiosa interpretación del espíritu libertario de los creadores de la patria.
Podríamos trazar una línea entre Washington y Obama pasando por Jefferson, alabando a Lincoln, recordando a Roosevelt (al sobrino) o al joven Kennedy. Seguramente el hilo que los une a todos ha ido erosionando sentimientos y creencias, pero se oye a Whitman señalando al capitán del barco, ese que por primera vez podría mirar a la cara a John Doe para mostrarle que algo ha cambiado. Que algo es diferente.

Pero no nos quedemos en la superficie. Esperemos a los hechos. Demostremos que está superada la etapa en que el personal miraba al dedo en vez de a la luna.
Ahora bien, tampoco nos engañemos. El hecho de que un negro dirija la nación que hace 50 años le impidía tener básicamente los derechos que sí tenían los blancos no acaba con el prejuicio instalado en las mentes poco preparadas.
Llevará más tiempo. Pero, tal vez, hay razones para el optimismo.

Día de la marmota

«Todos los días me levanto y siempre es 2 de febrero».

Cualquier persona que haya visto «Atrapado en el tiempo» y que conozca el día de la marmota, sabe que hoy es una jornada especial en el pueblo de Punxsutawney, en el Estado de Pennsylvania.


Si bien algunos remontan la costumbre a tradiciones irlandesas (según viejas tradiciones, el día 2 está siempre nublado), la historia parece fijarse más bien en los inmigrantes alemanes llegados a a EEUU, en especial al estado de Pennsylvania. Los granjeros germanos utilizaban el método para saber cuando tenían que cultivar sus tierras. Ya en Alemania, estos granjeros observaban al tejón, que al salir de su guarida en invierno podía tener dos reacciones: si veía su sombra, en un día soleado, se asustaba y volvía a su hibernación por seis semanas más, indicando que continuaba el invierno; pero si al salir no veía su sombra, por no haber sol, pensando que llegaba la primavera, salía confiado.

Esta tradición se celebra a lo largo de muchas poblaciones de EEUU, e incluso en Canadá (donde la marmota más famosa se llama Wiarton Willie), pero sin embargo es la marmota Phil de Punxsutawney la más famosa, con una tradición de más de un siglo, concretamente desde 1887.

Como muchas tradiciones, ésta no tiene nada de real ni científico, y de hecho según la revista National Geographic, la marmota sólo ha pronosticado el final del invierno correctamente el 28% de las veces en 60 años.

En fin, sólo recordar este día y por ende, esta película tan especial.

Es una de esas cintas que creo que he visto más de una decena de veces y que no me canso.

Hay diálogos que podríamos, seguramente, repetir hasta la saciedad.

El día de la marmota será recordado por todos, a partir de ahora, como la jornada después del día de la rendición. No me refiero a la del gobierno (grande Federico, el otro día). Ese día en que un tipo, tan presuntuoso, como gordo perdió una apuesta con otro personajillo de tres al cuarto.

Pulpo gratis para el segundo. Si el perdedor Rojo (otra vez palmando) tuviera dignidad invitaría a todos los que han seguido el devenir de la apuesta, pero al igual que el presidente del gobierno, más bien carece de ella.

Por otro lado, seguir lamentando las continuas ausencias de Espáriz. De verdad, que quién le ha visto y quién le ve.