¡Vivos!
Seguimos vivos. Ha sido duro, intenso, pero tremendamente gratificante.
La Media (o Medio) Maratón de Benidorm ha sido nuestra primera experiencia con el fondo de verdad y habrá que repetir, claro está.
Contábamos con la inestimable ayuda del Sr. Ortigoza y el Sr. Juan Pedro, habituales de esta prueba y que nos dieron consejos antes de salir. Eso siempre ayuda. Hay que reconocer que las condiciones fueron todo lo favorables que se puede esperar; buena temperatura (no hizo calor ni hubo humedad especialmente reseñable, ni tampoco exceso de frío), no llovió, el terreno plano fue idóneo para que el sufrimiento fuera algo menor y el recorrido por la avenida principal de Benidorm, así como el espectacular paseo marítimo (y el también agradable casco viejo) terminaron por convencernos de que podríamos conseguirlo.
Juan Pedro se salió y terminó en 1 h. 43′, un servidor entre 1h. 56′ y 1h. 57′ (o mi reloj falla o yo me paré antes, pero hay un margen de casi un minuto que no acabo de entender), Dani clavó las 2 horas y el inconmensurable Miguel Barra hizo poco más de 2h. 17′. El Sr. Ortigoza, estuvo con todos, asesorando, ayudando y ejerciendo prácticamente de ángel de la guarda. Su importancia para que todos acabemos ha sido capital. Además, ejerció de fotógrafo y en cuanto podamos mostraremos alguna de estas imágenes. Lo que pueden ver por aquí es la de los ganadores…
Es una experiencia verdaderamente dura, no nos engañemos. Cuando uno llega a los 18-19 kilómetros la cosa se pone peliaguda, pero el haberlo conseguido es una de esas historias que siempre podremos contar: la primera vez que corrimos 21 kilómetros y 97 metros.
Existen ya varias posibilidades de cara al futuro; algunas concretadas, como los 10 km. de Aranjuez y el Cross de Ávila y otras en la lejana lontananza como los 10 de Laredo, la media Vigo-Baiona (todo por la costa), la de Dublín, etc.
Correr es un placer, pero todo lo que está a su lado tampoco es moco de pavo.
Seguiremos informando de futuras proezas.
Llegó la hora
Pues sí, llegó la hora.
Es el momento de saber si podremos o no con una media maratón. 21 kilómetros y 97 metros después es probable que solo quede de nosotros el cadáver.
Míkel, Ortigoza, Dani, Juan Pedro (a última hora) y un servidor nos vamos a Benidorm a correr nuestra primera media maratón.
Ha habido demasiados contratiempos en la última época como para pensar en hacer el mejor tiempo que alguna vez pensamos y a día de hoy el objetivo consiste en simplemente acabar. Así de cruda es la realidad. Serán unas dos horas —más o menos— de sufrimiento continuo. Joder, va a ser terrible.
Encima me pierdo el Madrid-Atleti en el Bernabéu; de verdad que eso me jode mucho, pero ya habíamos planificado la carrera y seguro que algo podremos hacer allí para verlo.
El Sr. Ortigoza llevará la cámara para hacer de fotógrafo improvisado y los demás haremos como que somos deportistas… Aunque la verdadera juerga debería de producirse después. Habrá que celebrarlo (con dolores por doquier) de la mejor manera que se pueda. Si hay tiempo caerá un bañito en el mar y si no pasa nada raro el domingo deberíamos volver a casa.
Entiendo que para muchos de los que nos conocen y saben de nuestras habituales visitas por Padrao esto puede parecer una locura o una quimera… Digamos que no les falta razón.
Lo dicho, amigos, a la vuelta les contaremos.
Vayan preparando las esquelas.
Conseguido
Bueno, pues a 50 días de la media, podemos afirmar que seguimos mejorando. Así lo demuestra el hecho de que un servidor haya hecho su mejor tiempo en un 10.000. Por fin se ha logrado bajar de los famosos 50 minutos.
Verdaderamente estoy muy contento y he de reconocer que hay un punto de orgullo. Sería absurdo no recalcar que esto no es más que una carrera y correr un hobby que comenzó hace más bien poco, pero a uno le hace ilusión, oiga. Entre otras cosas, por eso mismo nos apasiona tanto la idea de la media en Benidorm.
Leganés nos acogía (al Míkel y a mí esta vez) y aunque a primera hora hacía un frío de pelotas, a partir del comienzo la temperatura fue agradabilísima y las sensaciones muy buenas. 48’40» es un tiempo muy bueno. Es mi forma de verlo. Si miro atrás algo así como un año, me veo acompañando a Mentxu en una de esas infames carreras de papás y mamás acabando por encima de la hora y con la rodilla hecha picadillo. Las cosas han cambiado y joder cómo se agradece.
En esta carrera me planteé salir a fondo desde el principio. Poco importaba que las pulsaciones se estabilizaran por encima de las 170 toda la carrera. Había que sufrir y controlar los tiempos. 9’35» en el 2, 19′ en el 4, 24’10» en el 5. Nunca había corrido tan rápido. Y me sentía bien. También sentía que podía pagarlo en la segunda parte, pero decidí ir hasta así hasta el final. Y quedaba la parte más dura de un recorrido bastante infame, no nos engañemos. Nos llevaron a correr por el parking de una zona de centros comerciales (sí, imaginen correr por el Plaza Norte y además haciendo eses para cumplir la distancia); incluso tuvimos la gran fortuna de correr al lado del cementerio de San Nicasio. En fin, cosas de las populares. Lo dicho, pasé en menos de 29′ por el 6 y empezaron las subidas. Largas y desmoralizadoras. Pero creo que ahí se notaron las cuestas de Paracas y las de la dehesa. Me he notado muy bien subiendo. De hecho he de decir que es en la zona en que he adelantado a más gente. Así me planté en 39’10 en los 8. Y en 44’20 en los 9. Tocaba dejarse los huevos al final. Suelo acabar contento las carreras cuando hago un buen último kilómetro. Así fue también hoy: 4’20» para un total de 48’40». Estoy muy satisfecho.
Lamentable la organización y sus putas camisetas. Pequeñas y escasas. Y la verdad es que lo que te dan no es tampoco como en Ávila: una manzana, un plátana, una mandarina y un Nestea. En fin, menos da una piedra.
Una vez allí solo tocaba esperar al Míkel. Llegó renqueante, bajo de moral y muy preocupado. Su tiempo se clavó en los 59′, con lo que baja de la hora, pero su rodilla se ha resentido y, francamente, la media se le complica. Tendrá que descansar y retomar en un par de semanas el entrenamiento (algo que también le cuesta). El Míkel nos tiene acostumbrados a proezas llamativas, pero que acabe la media es cada vez más quimérico.
Y poco más, tocará seguir machacando las zapatillas y preparándose, porque ya queda menos para ese 26 de noviembre.
Amazon, por los siglos de los siglos
Uno era un vago, un poquito fofo y con tendencia a tocarse la huevada (ciertamente, varias de las cosas no han cambiado), pero un día se dijo: «¡Coño! ¿Por qué no correr un poquillo?». Y el dicho fue un hecho…
En el principio fue el cielo y… o sea, que al principio fue duro de cojones. Pero cuando uno le iba cogiendo gusto, ¡zasca!, dolor de rodillas brutal. Tendinitis, cojera, un remedo de House y a joderse. El Míkel riéndose diciendo que si era un ser imperfecto con rodillas de plástico y todo eso.
La cuestión es que un día tras una prueba de forma de correr y toda esa zarandaja descubro que tengo un pequeño problema de «sobrepronación» (o algo así) y me compro unas zapatillas de puta madre a un precio desorbitado. Mejor ni recordarlo. Y la cosa mejora. Ya no me duele al correr y puedo cubrir distancias relativamente decentes. Carreras de 10 km., dos vueltas a la dehesa, la imperial subida de El Escorial y una media en el horizonte…
Pero claro… todo tiene un límite y las putas zapatillas comenzaban a estar gastadas de verdad. Vamos, con agujeros del tamaño del ano de Trina Michaels (Camilo, deja de decirme nombres de actrices guarras!!), o sea que tocaban a su fin.
Hete ahí la disyuntiva: pagar la salvajada que los malditos cabrones de tiendas Laister (u otras con precios similares) te piden o volver a cojear. Entonces el gran Míkel comentó lo de Amazon en Reino Unido. Y allí que fui.
Ocho días después tengo las zapatillas que quería por ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡75€!!!!!!!!!! menos de lo que me hubiera costado con esos chorizos. Como dije: «me puedo tomar 75 cañas en el Padrao con lo que me ahorrado».
Hale, os dejo. Me voy a entrenar.
Media…
Bueno, señores, se ha confirmado: estamos grillados.
Nos hemos apuntado ya a la media maratón de Benidorm del 26 de noviembre. 21 kilómetros. Casi nada.
Es verdad que estamos entrenando más que otras veces (eso no significa que sea mucho, también es cierto), pero la prueba parece cuasi homérica para tipos de nuestro perfil.
Ortigoza, perro viejo en estas lides, nos quiere animar y no para de decir que estamos haciendo las cosas bien y que esta media es la mejor para comenzar a sufrir en esta distancia. Nos lo estamos tomando tan en serio que a casi 90 días de que se produzca el esperado momento ya estamos inscritos y ya hemos cogido los billetes del avión que nos llevará hasta el Levante.
En fin, he de decir que por ejemplo el Míkel está entrenando más que nunca (lleva 3 días) y que un servidor hasta se ha comprado unas zapatillas ¡por Amazon! (joder, casi a la mitad de precio… otra cosa será cómo lleguen).
Cómo será la cuestión que hasta nos hemos propuesto cuando falte algo así como un mes no pisar el Padrao ni el Loyber… para dar lo mejor de nosotros mismos.
Imagino que estamos en una nueva etapa de nuestras vidas. Vamos… que si me lo llegan a decir hace unos años…
En fin, mejor correr y no pensar en la situación política y social en que nos hallamos inmiscuidos. Mejor correr y escapar.
Fiestas deslucidas
Bueno, el verano sigue su curso y en breve llegan las fiestas de Sanse. ¿Quién me iba a decir a mí que lo que otrora fue epicentro de un verano salvaje y desenfrenado ha menguado hasta el punto de que no sé si me acercaré con Mentxu más veces que a comernos un bocata?
Si además tenemos en cuenta que basura de la ralea del Míkel y Ortigoza (no tengo calificativos suficientemente duros para explicar la envidia que les tengo) están en Zanzíbar, que Fermín está desaparecido entre exámenes y quehaceres familiares, que Rodríguez está en otros lados y que Del Rosal también es pasado madrileño pues la cosa se reduce. Por otro lado, ya no vivo en Sanse, por lo que no se puede uno (no debe) mamar hasta altas horas de la madrugada y pretender coger el coche.
Hombre, imagino que parte de la olivina se pasará por allí para tomarse algo, así que en parte se compensa todo esto.
Pero si uno analiza de puertas hacia dentro, puede que los años pasen y que ya no nos mole tanto quedarnos hasta las mil y que por tanto, las excusas lo enmascaran todo. En fin. Algo haremos, eso por supuesto.
La carrera del infierno
Fue una gran carrera. Es lo que tiene correr en emplazamientos majestuosos. Nada menos que San Lorenzo del Escorial. Espectacular.
La carrera no es de las más largas que hemos corrido —de hecho, hago memoria y creo que es la más corta de todas las que hemos tenido la suerte de sufrir hasta el momento—, pero para mí (no corrí en Cercedilla) es la más dura. La subida salvaje, criminal, extenuante y con todos los matices del erebo más candente nos esperaba. La que llaman «cuesta rompecorazones». Es algo así como 1 kilómetro de subida hacia el averno por unas pendientes medias del 15% y con rampas (las más largas que yo recuerdo de esta índole; hete ahí su principal diferencia) del 25%. Brutal.
Incluso el propio Ortigoza, viejo zorro en esto de las carreras populares flipaba con la dureza de la subida. Es una carrera por lo demás de las que llamaríamos en el argot ciclista «rompepiernas». Por cierto, que no se nos pase felicitar a Cadel Evans por haber logrado el triunfo en esta ronda del Tour. El tío se lo ha ganado. Enhorabuena. A los Schleck, sinceramente, que les den por el culo.
Decíamos que la carrera del averno fue una grata experiencia. Uno le va cogiendo el gusto a esto de las carreras populares. De verdad que sí. El ambiente, la alegría sana que se transmite por doquier y la sensación tan agradable (copio a Murakami) que se siente cuando uno ha terminado de sufrir. Allí nos cascamos, cerquita del templo por antonomasia de Felipe II unas cervecitas y unas raciones (espeluznantemente ridículas al lado de las del Loyber o el Padrao).
De los participantes, una oda al señor Ortigoza, espectacular. Poco más de 34 minutos. Un servidor hizo 48 minutos. Y el más meritorio de todos, el Míkel, que subió un pelín por encima de los 56 minutos. Hay un vídeo pululando en que se puede asistir a casi una muerte en directo. Los metros de subida recogidos por una cámara del Sr. Míkel son como para no olvidarlos. Terribles. Durísimos. Ahora, espectacular la foto que le hicieron al llegar.
En fin, quedan varias pruebas en el calendario que nos esperan, pero sobre todo, avistamos un objetivo otrora impensable: una media maratón. Con dos cojones.
El curita choricero
Bueno, pues ha dimitido. Si lo veo no lo creo. Voy al diccionario: Pedazo corto de tripa lleno de carne, regularmente de puerco, picada y adobada, el cual se cura al humo.
Un chorizo de los que se recordará por los siglos de los siglos se va.
Dice que así podrá ir a juicio y demostrar que el hecho de que los cabecillas de una trama corrupta le (supuestamente) regalaran unos trajes no significa que haya cometido cohecho a pequeña escala y la más que posible corrupción a un nivel más grande.
Paco Camps, el «curita», como le conoce el Míkel o como quiera que se le conozca es el paradigma de la inmundicia en política.
Será que somos mal pensados, pero eso de que al Bigotes le dijera «te quiero un huevo» o «amiguito del alma» da que pensar (incluso linda con lo gayer). Luego los tickets no aparecían, porque dice que no pedía para que nadie dijera que los cargaba al erario público. En fin, que se va. Cesa. Dimite. O le echan, que todo puede ser.
Es una gran día. Así lo pienso. Un chorizo menos que se ríe en nuestra cara. El problema es que aún se oyen tantas risotadas…
La gentuza opina