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Archive for agosto 2010

Fignon est décédé

Impactado me hallo. Ha muerto Fignon.

Qué tío más sucio. Aquel escupitajo a la cámara de TVE. Aquel Tour que pedió con Lemond en el 89. Yo estaba en Francia y recuerdo seguirlo apasionadamente hasta que Perico dejó de tener opciones. Lemond era mi favorito. Darles en los morros a los franceses tenía que ser fantástico. Y lo fue. Qué caras por la calle. Qué alegría la mía. Fue la última vez que un gabacho estuvo cerca de obtener La grande boucle.

Ha muerto con 50 años recién cumplidos. Cáncer de páncreas. Leo un artículo estupendo en El País del mes de junio. Él mismo dijo que la enfermedad podía acabar con él en cinco meses. Tremendo.

No recordaba que estaba tan enfermo. Parecida sensación me embarga que cuando supe hace ya años que Claveyrolat se había suicidado. Son personas de tu «círculo cercano».

En cuanto lo supe, tuve la necesidad de compartir eso que no sé si llamar miedo con Espáriz y Ortigoza. Sabía que ellos lo entenderían. Sentirán lo mismo que yo.

El maestro Ortigoza me contesta con un apotegma sublime: «Otro ídolo reciente que se extingue… Aprovechemos la vida mientras sigamos siendo protagonistas… Algo así dijiste tú en uno de tus posts y no podría estar más de acuerdo».

No recordaba haberlo dicho, pero parece muy propio de mí.

No es que se haya muerto Fignon. Que también. Es que la vida va pasando. Y probablemente porque es lo único que conocemos, el ser consciente de que llegará el momento de decir adiós, paraliza.

En estos momentos recuerdo a Sócrates: «El temor a la muerte, señores, no es otra cosa que considerarse sabio sin serlo, ya que es creer saber sobre aquello que no se sabe. Quizá la muerte sea la mayor bendición del ser humano, nadie lo sabe, y sin embargo todo el mundo le teme como si supiera con absoluta certeza que es el peor de los males».

Es obvio que de lo que se tiene miedo es de lo desconocido.

Pero ciertamente la palabra que se me ocurre para definir estos lapsus que te atrapan unos instantes es miedo.

Esto es radio

Era un día especial. Son muchos años en los que la radio deportiva forma parte de la vida de uno. Es así. Y aunque uno —por pura deformación profesional— conoce bastante bien lo que ofrece cada grupo, de qué pie cojea el vecino y cuáles son las fobias y filias de cada cuál, lo único en lo que casi todos coinciden es que el Carrusel de Paco, Pepe y Lama, sobre todo, es el mejor programa deportivo del estilo. Es así. Por pura calidad periodística (Paco González es el paradigma del análisis y del conocimiento), por pura diversión (la radio debe ser humor) y por pura sensación de viveza, de energía, de juventud… de mucha y mucha alegría.

Hablaba con mi amigo Del Rosal y calculo que llevo escuchando a estos individuos más de 15 años. Seguro. Le contaba la anécdota del día en que nació la hija de Paco y Pepe, solo en el estudio, le pedía a Johan Cruyff (entonces entrenador del Barça) que le mandara un saludo al director. Y así miles, millones de anécdotas.

Todo se rompió hace ya varios meses. Varias cabezas pensantes, númenes de corbata y traje rompieron un equipo ganador. Con todo lo peor no fue eso. Lo grave fue el protervo manejo de la situación. Impidiendo a Pepe Domingo y a los compañeros poder referirse a Paco, la falta de libertad, la sensación de maldad, de totalitarismo empresarial.

Pasó el verano y se venía hablando de la nueva apuesta de Paco & Pepe. Ahí nació este maravilloso Tiempo de Juego y también El Partido de las 12 con Alcalá y Larrañaga. Una oportunidad de volver a creer en la felicidad en la radio. Hoy era el día. Enfrente, la Ser conserva el nombre, pero ha perdido el corazón y el espíritu.

Con el vergonzante comunicado de la Ser faltando a los profesionales que decidieron empezar una nueva carrera en el ambiente tocaba analizar los comienzos de las dos apuestas deportivas. El imperio Prisa ha intentado vender el remedo por todos los medios.

A las 19:00 un tal Juanma Ortega, un embeleco con barba, vendeburras de barrio, gozque deslenguado de Anido se puso a gritar para dar la salida a la temporada 2010-2011 de Carrusel. Desde que oí «en la técnica con sus manos, los porteros», noté esa sensación que unos llaman acidez, otros acedía, otros cagalera… Lamentable. Penoso. El chisgarabís en un subnormalés cerrado le dio paso a Javier Yoyos (escúchenlo solo si tienen cerca bicarbonato). Pues eso, el tal Hoyos (el que se supone que tiene que sustituir a Paco) ha comandado unos minutos iniciales de puro albañal. Inmundicia. Lamentable. Sin ritmo, sin fuerza, sin intensidad, sin energía. El pobre hombre está claro que estaba nervioso, pero ha sido ridículo. De verdad.

Su primera ocurrencia ha sido meter en antena a Manolo Lama. Míster X. El topo que tiene la Cope durante unas fechas en la Ser, pero que en breve cambiará. En estos tiempos la oligarquía pertenece al pueblo. Maniobra infame y patética de la Ser para seguir mostrando que la tiranía es su patrón. Lama en la playa hablando por teléfono con Yoyos y el Saltimbanco, pero deseando colgar para poner la Cope. Y escuchar a sus amigos y a sus compañeros. Ha sido un minuto de pura radio clandestina. Lama hablando para todos los oyentes que dejan la Ser y van a la Cope. Grande Míster X.

Pena daba oír a Maldini y a Ponseti. Incluso a Romero. Esa vocecilla de los que se saben en casa ajena. De los que echan de menos. Los primeros 26 minutos de Carrusel, que son los que he escuchado han servido para ratificar la teoría de que las personas le dan forma a los sueños y no las marcas ni las empresas. Adios, Ser. El EGM será el estoque final.

19:30. Pepe Domingo Castaño:

Pues sí. Muy emocionante. Casi lo mismo que el lardo barbudo con la librea de la Ser.

Pepe ha definido con clase indefectible lo que sienten varias decenas de personas que han dejado su casa (en varios casos, de muchos años) para acompañar a Paco González en esta nueva aventura y que pese a haber sido vejados por los inicuos dirigentes de la Ser ha sabido transmitir la esencia de lo que es complicidad con los oyentes, alegría compartida, cariño herciano. Pepe ha ganado él solo el supuesto primer partido. Es más, ha puesto ventaja de por medio. La liga de las ondas que dejará a la Cope en lo más alto ha empezado con un puñetazo en la mesa.

El vídeo es de las cosas más hermosas que recuerdo.

Después Paco ha hecho… lo de siempre. Radio pura. Agilidad, donosas ocurrencias, análisis, alegría, alegría, alegría y más alegría. El Carrusel de siempre. Uy, perdón. El nuevo Tiempo de Juego. Y el Nostrapacus eterno.

Del Rosal lo explicaba con un apotegma definitivo: «Es como si no hubiese cambiado nada; es el programa de siempre». Nos lo habían quitado… pero gracias a Dios (¡!) ha vuelto a nuestras vidas.

Echaremos de menos en el día a día, seguro, a Pacojó, David Alonso, Gallego, Maldini, Ponseti, Xaisó, J. Luis López, Laurita, Romero…, pero empieza una etapa maravillosa. Es fantástico sentir que formas parte de una familia.

El Atlético de Madrid ha ganado la Supercopa de Europa con todas las de la ley. Dándole un baño al Inter. Enhorabuena. Mucha gente estará contenta.

Mi alegría hoy tiene color azul y sonido de ilusión. Ha vuelto la radio de siempre. La que nos quisieron quitar. Malditos sean.

Hasta Pepe cerrará por las noches El Partido de las 12. Lo que se cargó el despreciable bizco tirano de Brunete también regresa.

Gracias por volver. Gracias por existir.

Con ellos hasta el fin

Ya lo ha anunciado Pepe. El soniquete similar, la careta es suya y por tanto no hay por qué cambiarlo: «Hola, hola, comienza Tiempo de Juego…».

Esta mañana se ha presentado la programación deportiva de la Cope. Rueda de prensa seguidísima y en la que los bizarros Pepe & Papo y Alcalá & Larrañaga han explicado por qué, para qué, cuándo y cómo.

El equipo de Tiempo de Juego será similar al del otrora maravilloso Carrusel, con los insustituibles Pepe y Paco, además de Armenteros, Poli, Guasch, Rubén Martín, Antonio Ruíz, Oliveros etc… parece caballo ganador. Evidentemente se llevarán a los oyentes y a los anunciantes, por mucho que la demencia dirigente, los postemas de la Ser, digan que van a crecer sin ellos. ¿Se piensan que los oyentes somos completamente imbéciles?

Tiempo de juego empieza mañana y al menos yo ardo en deseos de poder escucharlo ya. Por cierto, pinchad aquí y escuchad la nueva sintonía. Como diría Guasch: «Estoy mojado».

Paco, Pepe y los protagonistas, en definitiva, se han encargado de no criticar a los malvados protervos de la Ser que han cometido la semejante sandez de cargarse un santo y seña radiofónico. Yo creo, de todas formas, que en el ambiente sí se percibe una sensación de deseo de triunfar y de demostrar —permítase el paralelismo— que el Estado no está por encima del individuo (como así lo creen los totalitarios). La Ser no está por encima de sus trabajadores. Y más después de haber tildado de individuos, becarios y demás epítetos a los profesionales que han decidido comenzar una nueva etapa y escapar de la bota estalinista-serista e intuyo también del basilisco despreciable De la Morena y su séquito de tiranos nigromantes.

Yo, desde luego escucharé Tiempo de Juego. Y El Partido de las 12. El programa de Alcalá y de Larrañaga. Me parece acertadísimo especialmente el segundo, un talento indudable de la radio, además de gran persona, me dicen los que le conocen. Alcalá es ya un peso pesado, pero es innegable que demasiado contaminado por años cerca del esportillero de Brunete. Hoy, por ejemplo, —curiosa reflexion la suya— afirmaba que «La Ser tiene problemas para entender el libre mercado». Desde aquella pelea que tuvo con el avechucho De la Morena en la Eurocopa estuvo apartado y ya se venía rumiando su salida. Será más que interesante ver las noches entre los dos. Me juego doble contra sencillo a que habrá peleas hercianas recurrentes. Pero, insisto, hay un punto demagógico e hipócrita de Alcalá (él se formó en la Cope y dice que en los 20 años que ha pasado en la Ser, cada vez que pasaba por la Cope, sentía un cosquilleo especial: lamentable).

En lo que se puede ver por la red, ellos confían en que los oyentes se vayan con ellos. Porque saben transmitir amistad y profesionalidad. Como ha dicho Paco en la presentación, donde ha soltado alguna perlita que otra: «si nos tocan las narices, responderemos», Oliveros o Hernández después de más de 30 años han cambiado de empresa por creer en un proyecto, unas personas y una ética moral y profesional. Heri Frade ha venido a pesar de que le han hecho una oferta de triplicarle el sueldo en la Ser. Ole y ole.

Pero no sólo es un programa (o dos) que nace de las irracionalidades de la Ser, sino que hay gente como Arancha o Corrochano (excepcional periodista) o incluso Miguelito que vienen de Onda Cero y Radio Marca. Y no sólo es cuestión de fútbol. Baloncesto, ciclismo, tenis etc… con Siro López (ejem ejem), Carlos Miquel, Paniagua… Además sigue estando gente de la Cope: Munilla, Pilar Casado, Alañá etc… Suena muy bien.

¿Y Manolo Lama? Dice Paco: «Manolo Lama es un hermano de este grupo de trabajo que le espera con los brazos abiertos». Poco más que decir.

Por contra, he podido ver un vídeo penoso de Cuatro en el que se explicaba cómo iba a ser el nuevo Carrusel. El tal Javier Hoyos que ya anuncia que ellos son los que le van a demostrar que el Carrusel está por encima y el saltimbanco ese medio payaso, medio lelo, que parece salido de una zahúrda por su vestimenta, el tal Juanma no sé qué, que pretende hacerle sombra a Pepe. En fin, la Ser se suicida. Y con esto de las redes sociales seguro que podemos ver algún disparo en directo.

Ya he cambiado el dial de la radio y en el número 1 aparece el 100.7 FM y el 999AM, tanto en casa como en el coche. Tiempos de cambio.

Tiempo de juego.

Llamémosle etopeya

Hablaba el sábado con el Sr. Espáriz acerca de temática variada: prosaicos por un lado, abisales por otro. Ya saben… la vida. Y la muerte.

No es arcanidad…es realidad. «Cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte…». Pero como es asunto ya tratado y convenientemente asido a la par que asumido el descaecimiento, mejor trasegar.

La pequeña puerta que Momo siempre le había pedido a Hefesto pusiera en los pechos de los humanos, a través de las que poder conocer si sus pensamientos y sentimientos eran verdaderos, pide reflexión. ¿De verdad quisiéramos conocer la balumba de la que se compone la excrecencia de esta era? Deprecaría almoneda para todos esos impíos degenerados. Toda esa escoria que por nuestra culpa (¡malditos seamos!) cumple en gran medida el inolvidable epigrama de Marcial (traducido por el canónigo don Manuel Salinas) sobre lo que sería una «buena vida» (digámoslo así):

Estas las cosas son que hacen la vida
(agradable Marcial) más fortunada:
hacienda por herencia, no ganada
con afán, heredad agradecida.

Hogar continuo, nunca conocida
querella o pleito; toga poco usada,
fuerzas, salud, el alma sosegada,
sencillez cuerda, amigos a medida.

Mesa sin artificio, leve pasto,
noche sin embriaguez ni cuidadosa,
lecho no solitario, pero casto.

Sueño que abrevie la tiniebla fea,
lo que eres quieras ser y no otra cosa,
ni morir teme ni vivir desea.

Pero ni hacienda suficiente ni prudente candidez… y además, alguna que otra noche vinolenta todavía. Al menos, sabemos que sabemos lo que sabemos y lo que no sabemos. Que no es poco.

Pub nº40: The Clover Irish Tavern Mirasierra

by Mariano de Oz

Tendrán que aceptar mis disculpas, pero hoy no leerán en la crónica palabras como sindéresis, colijo o atlante. El que escribe tiene otros referentes gramaticales distintos a los del gracianesco Pascual, por lo que verán influencias de otros grandes, como pueden ser Borja Pérez o el gran Juan Abarca. Así que sin más, ahí va la crónica que hoy, más que nunca y como decía el innombrable: «hase de hablar como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos».

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Que son puta mierda, vamos. Aún con ello, el club de Bebedores decidió arriesgar y visitar el nuevo The Clover Irish Tavern, en este caso el situado en el barrio de Mirasierra, y la verdad es que la cosa no fue nada mal.

Por fuera una fachada simple, con un par de vidrieras, a través de las que se insinúa su interior, y el nombre bien distinguible en letras doradas.

Al entrar, el oloraco a nuevo todavía se siente, y tras dejar a un lado una pequeña zona con un futbolín y varias dianas, se llega a una amplia zona con las paredes decoradas con frisos de madera y varios espejos de marcas de bebidas con sus respectivas estanterías llenas de botellas y botellines. Puedo recordar algún espejo de Guinness, Tanqueray o Coronita, restándole este último detalle un puntito de irlandidad, al igual que una cabeza de dinosaurio, que todavía no sabemos qué pinta en el centro del local.

Quitando el detalle del estegosaurio, el pub está decorado con muy buen gusto y se nota que se han cuidado los detalles a la hora de hacerlo. Muy comentado fue lo acertado de colocar las barricas de Guinness que decoran una parte del local.

En cuanto a los bebedores, faltaron los dos exiliados africanos, que aunque por motivos diferentes, se están ausentando más de lo deseado por todos, lo que, desde mi punto de vista, le está restando un punto al nivel de conversación. En esta ocasión los bebedores Ortigoza, Pascual, Espáriz, Papote y Rodríguez no faltaron a la cita con la cerveza, uniéndose después el ínclito Mariete.

Al final de la noche cayeron unas 15 pintas entre Guinness y Murphys. Todas ellas a 4€, precio más que razonable visto lo visto en los pubs de Madrid, aunque alguno de los bebedores comentó lo raro de que pintas de rubia y negra cuesten lo mismo.

Punto negativo, y a destacar, es la forma que tienen de tirar la Guinness. Más que una pinta de cerveza, parecía un jacuzzi por la gran cantidad de espuma que había en el vaso, aunque es de justicia recordar que los bebedores sí que apreciaron su buen sabor.

Y con esto terminó la noche en el barrio de Miraflores para unos, Mirasierra para otros, aunque por lo que he podido saber la mayoría de los cerdos bebedores terminó cerca de las 6 de la mañana en los aledaños del gatito verde.

Bueno, y ya saben que por aquí somos más de Manuel Machado.

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Pub nº39: Molly Malone´s

by Penépolis

Es curioso cómo los pubs irlandeses esconden detrás de su nomenclatura toda una ristra de leyendas, mitos, personajes variopintos y topónimos que huelen a sal y Atlántico Norte. La taberna protagonista de nuestra trigésima novena etapa posee uno de esos nombres que fomentan el uso de la Wikipedia y de la erudición del motor de búsqueda de Google, para enteder quién fue Molly Malone, dónde vivió, qué hizo o por qué es conocida en su tierra de origen. Resulta, pues, que la tal Molly era una señorita de ancas ágiles, caderas de muelle y falda retráctil, que paseaba su irlandesa figura por la zona portuaria de Dublín ofreciendo calor callejero, placer furtivo y humores corporales a todo aquel marinero en tierra que estuviera necesitado de números circenses púbicos junto a un noray oxidado.

La pobre señora se pasaba así las noches, para luego recorrer, ya bajo el fantasmagórico sol irlandés de invierno, los mismos amarres ofreciendo alguna mercancía sacada de vaya usted a saber dónde o a cambio de qué (¿alguna idea sobre tags torbianos del siglo XVII?). Más tarde, la historia de nuestra infeliz mercader Molly Malone pasó a convertirse en leyenda, luego en mito y, finalmente, en tonadilla popular para ser berreada en los pubs irlandeses de crujiente maderamen oscuro, entre ellos, el homónimo sito en la calle Manuela Malasaña matritense.

Intriga cómo el azar ha unido a una heroína popular de navaja rápida y sed de sangre gabacha con los de otra batalladora experta en sobrevivir en las sucias  calles de su destino. Así pues, Manuela y Molly se dan la mano en este más que interesante pub irlandés que ofrece a sus visitantes una preciosa fachada de bienvenida decorada al estilo que estos locales ya nos tienen tan bien acostumbrados: maderas, letreros variopintos, objetos expuestos en vitrinas dispersas y hasta una motocicleta digna de cualquier road movie yanqui a la que sólo le faltaba una rubia de mirada azul sentada a su grupa esperando recorrer el medio oeste americano en busca de aventuras y mazorcas de maíz. Aparte del caballo motorizado, destaca una pequeña exposición en la que, alrededor de varios objetos paradigmáticos del mundial de Sudáfrica 2010 (Jabulani, banderolas y microvuvuzelas), todo gira en torno a una placa que recuerda una campaña publicitaria  que tuvo como protagonistas a tres señores que sabían de qué iba esto del balompié: Pelé, Zidane y Maradona. Según esa cartela, en el interior del local tuvo lugar la sesión de fotografías que inmortalizó a estos tres mitos jugando a un futbolín que se encontraba en el salón principal del pub. Interesante cuanto menos.

Tras dejar atrás esta entrada musealizada, el pub se abre en un espacioso hall recorrido por un lado por una barra espectacular que vertebra el eje del local frente a la cual se distribuyen ordenadamente las mesas corridas y los bancos sobre los cuales los miembros de este club de caballeros asentaron sus fibrosos cuerpos y cultivadas sinopsis cerebrales para degustar los placeres de las rubias y de las negras, que tan bien servidas fueron por una señorita de voz sexual y piernas ágiles que hicieron las delicias, por partes iguales, de gaznates y fantasías de doncel. Podríamos concluir, pues, que el bar hizo las veces de alquitara, nuestros cuellos de serpentín y nuestros  estómagos de vaso de recogida, degustando con chapoteo de la lengua el producto destilado final, que no es otro que una gran irlandidad y un estupendo pub que cuenta además con un piso inferior, algo abandonado y lleno de polvo y ácaros rampantes que no sabemos qué uso tiene ni para qué acontecimientos se acondiciona.

Unas hamburguesas aliviaron el gusanillo de chino que algún seguidor de Mao Tse Tung arrastraba desde hacía tiempo, hecho que esconde una intrahistoria, pues el ínclito miembro tuvo a dos acólitos dando vueltas por los aledaños del pub durante un tiempo no menor a 40 minutos, tratando de localizar algún restaurante de caracteres ideográficos donde hozar en un arroz al bukkake y en ternera con esmegma de caballo mongol, no sin recibir los convenientes insultos por parte del que escribe durante todo el periplo, amén de escandalizarse por el trato denigrante con el que trató a un hijo de la dinastía Chin al insinuar que en un restaurante de su patria se servía comida de las islas de enfrente, es decir, Japón.

No hace falta ser un virtuoso del trato del magín para imaginarse a un chino de dientes desiguales y amarillentos cargado de cartones con la inscripción “粪” (pasar traductor automático por encima o buscar en google) gritando a pleno pulmón y con cara de indignación milenaria de todo un pueblo de chinos, la oscura y horripilante palabra “¡¡¿¿japonesa??!!” en plena calle de San Bernardo ante la apreciación de nuestro amigo el francés nostálgico de los paisajes coloniales de Indochina. Vamos, que el cabronazo quería chino y casi acaba masacrado por escupir sobre el honor ancestral de mil trescientos millones de fieles comunistas.

En definitiva, los ilustres bebedores disfrutaron de una agradable tarde del mes de agosto, día de la Virgen, en un pub no exento de puntos negativos, tales como la infame música más propia de una comuna hippie o la poca cantidad de parroquianos, quizá debido a las fechas y a que el 15 de agosto no es precisamente el día en que más amantes de lo irlandés pasean por el barrio de Malasaña.

Un buen  colofón para mi modesta persona, que abandona temporalmente este apasionante tour con pena en el alma y sequedad en la vejiga, al tener que buscar nuevos horizontes allá donde colón hincó la rodilla para orar antes de emprender la aventura de su vida. No es más que un requiebro del camino que sin duda me volverá a reunir, más pronto que tarde, con esta caterva de gentuza y ralea humana que hace que la vida sea más amable y dichosa. Como diría el Chuache, I´ll be back. Hasta pronto.

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Entre oráculos

La natural sindéresis mostrada por un servidor se tornará en elocuencia íntima, al menos por un momento.

Varios días encerrado con Gracián (con lo que queda de ese genio de las palabras en papel, mejor dicho) permite apoyarse en aforismos para analizarse y prever futuribles cual zahorí atemporal.

Se ha ido Del Rosal, ese cerdo mayúsculo, cuasi numen de la prolijidad oratoria a la par que perturbado pornógrafo. Colijo (precioso palabro) que su baja será demasiado pesada como para que nuestros hombros la sobrelleven con natural parsimonia. Sé de más de uno que le echará en falta. Reconozco mi testa en primera línea.

El Papo ya avisa, y se sabe que quien así asevera, no es traidor. Reino Unido lo divisa en lontananza. Nueva baja bebedora.

Habrá que ver cómo retorna el Capitán Trofollo. Quizás las hablillas acerca de su plausible lobotomía vital tras haber visitado la parte pobre del Tercer Mundo, terminen por alejarle del mundo usurero-peculiar (de peculio) y termine por asentarse como ayudante indefinido, cual Jesucristo, en tierra hostil.

Ortigoza, responde al perfil del aforismo 11 del Oráculo manual y arte de prudencia: «Tratar con quien se pueda aprender». Uno asiste con fruición verdadera a los ágiles pensamientos y acertadas erudiciones del caballero. No son simples zalemas. Tarde y temprano, usted y yo, amigo, acabaremos en un negocio común. Cristalina aparece ante mí esa imagen.

De Rodríguez poco veo. El oráculo pierde fuerza ante su opaco muestrario. Lo mismo termina como matachín que como atlante. Aunque de siempre se le han observado maneras de dirigente de un bareto.

Y finalmente Espáriz. El devenir decidirá. Hombre, sin noticias, mundo a oscuras. Por ello la sapiencia y el obrar sabiamente suelen acompañarle.

Esta pandilla de astutas vulpejas conforman el grupo que hoy llega al número 40. Nada menos.

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Pub nº38: Triskel Tavern

by Papo

Triskel Tavern: taberna irlandesa situada en la calle Corredera Alta de San Pablo, 20, en la mítica zona de Malasaña, bien conocida por los vividores de la noche de Madrid. Se trata de un pub acogedor desde la entrada, un local alargado y no muy grande,  en el que la barra recorre todo el lateral y donde queda espacio para una hilera de mesas y sillas bajitas, acabando en una pequeña tarima donde se agolpan unas cuatro mesas de las mismas dimensiones que las del resto del local. De esa misma zona parten unas escaleras que conducen a otras salas en el piso inferior, abiertas los fines de semana para dar otro ambiente, más de bar de copas, pero con el aliciente de estar en una cueva. El personal estaba compuesto por una señora, ya con sus buenos años, atendiendo a las mesas —la amabilidad en persona— y otra, ésta en la barra, más jovencita y ladrona de corazones y miradas (para ser finos y no decir que estaba más rica que comer con las manos). Todos los asistentes: Camilo, Uri, Ferlein, Chori y un servidor, disfrutamos de unas pintas de rubia, bien refrescantes en la típica noche de agosto en Madrid, al módico precio de 3,70.

En esta ocasión, Bebedores Magazine estuvo acompañado por un invitado, Quiquín Miranda, que al no saber apreciar el sabor de la cerveza, se decantó por la ginebra con limón, aunque corto de ginebra. En general, la noche transcurrió tranquila, sin prestar mucha atención al debut de España con la estrella de campeones del mundo en la camiseta. El rival fue México y el partido amistoso. A destacar: otro partido sin perder.

Es en estos momentos de pub cuando nos acordamos tanto de aquellos que están fuera como el caso de Carlos, al que veremos pronto en otro pub, y por cuya llamada más de uno fue amonestado. Y cómo olvidarse, entonces, de Barra, del que ya tenemos noticias y sabemos que, de momento, no ha sido devorado por tribu autóctona alguna. Por otro lado, tengo entendido que dicho personaje tenía ganas de disfrutar del Triskel y que, gracias a mí, no lo podrá hacer, al menos dentro de la gira oficial. En fin, todo tiene tiene su explicación y ahí va: «¿Quién no ha dicho alguna vez, a la tercera va la vencida?». Pues eso es lo que sucedió, ya que me falló la primera propuesta, pensando que O’Mayer 19 Irish Pub se correspondería con lo que su nombre indica. Sin embargo, el tiempo ha hecho que tal garito ahora se llame La Zapatilla, y en fin, el nombre lo dice todo. Pero como no es la primera vez que me sucede esto, llevaba un pub en la recamara, el O’Donnell’s, en la calle Barceló, que esperaba que sí fuera un pub irlandes, aunque con la suerte que me está caracterizando para encontrarlos, bien podría haber sido un convento de Clarisas. La sorpresa fue que, efectivamente, era un pub irlandés, mas la desesperación sobrevino al saber que ese  pub era ahora el Moore’s, ya visitado.

La noche continuó, ya acabada la visita oficial, con la cena. A falta del Padrao, cerrado por vacaciones, se optó por el BurriKing por tercera semana consecutiva —y espero que última—, ya que cada vez que como una de esas hamburguesas, me siento como Xabi Alonso al cruzarse con De Jong. Pero como siempre, la espectacular conversación mantenida sobrelleva cualquier patada en el estomago dada por el rey de la comida basura.

Para finalizar, y si aún estás ahí, frase aportada por Camilo y de gran sentido dependiendo del contexto en el que se diga, sólo me queda recomendar al sufrido lector el hacer acto de presencia por el Triskel Tavern para tomar unas pintas cuando estéis por Malasaña. Para más información, puedes acceder a su página web desde aquí.

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Hadar

Y ya ha pasado un mes…

Un mes con la estrella. Como un hijo. Para siempre.

Ese momento irreproducible, pero al alcance de cualquiera de los instantes que componen nuestra vida.

Campeones del Mundo. Ahí es nada.

Hoy estrenamos estrella en público.

La trayectoria de las estrellas y su configuración en el espacio, aún hoy forman parte de algunos constructos culturales ligados al pensamiento mágico.

Como dice Gracián en El Héroe: «Ser héroe del mundo, poco o nada es; serlo del cielo es mucho, a cuyo gran Monarca sea la alabanza, sea la honra, sea la gloria».

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Pub nº37: The Jar

By AsstoMouth

Situado en el lateral de la Avenida de la Ilustración, más concretamente en el número 40 de la calle Santiago de Compostela, The Jar es un muy digno ejemplo de lo que es un pub irlandés de barrio. Una fachada sencilla con predominio del color verde y salpicada de los emblemas más reconocibles de la Irlanda bebedora, no es más que el sobrio preludio de un pub que se estructura en dos áreas claramente diferenciadas. Por un lado, cruzando la calle Santiago de Compostela y sobre un pequeño bulevar, nos encontramos una gran terraza acertadamente identificada con una amplia pancarta y formada por una decena de mesas desahogadamente situadas bajo una tupida arboleda que invita al disfrute de las cálidas noches veraniegas.

Al otro lado de la calle, nos encontramos a The Jar recibiendo al bebedor que se adentra entre sus muros con una atmósfera de cierta penumbra, una estancia diáfana rodeada por una decena de mesas de madera de mediano tamaño y una amplia barra cuadrada de madera que otorga al pub un aire acogedor y funcional.

La decoración es sobria y diría que hasta escasa, reseñar que los elementos decorativos son del todo afines con la idiosincrasia de un pub con evocaciones a la isla esmeralda. Destacar una camiseta enmarcada del Manchester United firmada por los jugadores, yo diría que perteneciente a la década de los 90 y otra camiseta del Real Madrid igualmente enmarcada pero sin la rúbrica de ningún héroe deportivo. Por lo demás, numerosas referencias a Jameson y Guinness en el contexto de una sala de suelos de madera, escasa iluminación proporcionada por alójenos de ojo de buey, una diana para el deleite de los aficionados a los dardos y una única pantalla de televisión de moderado tamaño visible desde la mayoría de los rincones de la sala.

Eran cerca de las 21:30 de la noche del 4 de agosto del 2010 cuando el grupo de aguerridos bebedores formado por Rodríguez, el Papo, Pascual, Espáriz y este humilde cronista tomaron asiento para disfrutar de la acogida de The Jar. La primera impresión fue positiva, no obstante, los cinco bebedores coincidieron en afirmar que el calor en el local era excesivo, llegó a plantearse, con no mucho entusiasmo, la posibilidad de disfrutar de la primera pinta en la agradable terraza anteriormente mencionada. Evidentemente esta idea no prosperó.
Un único camarero atendía tanto del público que se congregaba en la sala (tres mesas ocupadas en el momento más álgido de la noche) como al que se reunía en la terraza, (esta sí estaba densamente poblada) por este motivo las cinco pintas, que ávidamente reclamamos, tardaron en llegar más de lo deseable. Una vez satisfechas nuestras plegarias, fue comentario general de los allí presentes lo refrescante y placentero que resultó ese primer trago de aquella primera pinta. Espáriz sugirió que momentos de ese nivel de placer debían ser institucionalizados. Con el pasar de los tragos y tras haber saciado la sed la conversación se iba animaba, en la misma medida, que la temperatura ambiental disminuía por la acción del aire acondicionado. Los temas de conversación vertidos sobre la mesa subieron de tono hasta el punto de ruborizar al que suscribe estas líneas. Se abordaron, con desgarradora crudeza, los temas recurrentes sin concesiones a la galería y con alto grado de procacidad.

La noche avanzaba hacia su ocaso y a esas alturas ya era un hecho evidente que aquella había sido otra jornada más de éxito para el club de bebedores y su magna ruta por los pubs irlandeses de Madrid. En aquel instante, una dura decisión asaltó a los que allí nos reuníamos. Había que decidir si íbamos a tomar una última pinta aquella noche o no. Cómo pueden imaginar los que conozcan la ralea de los protagonistas, unos decían que sí, otros decían que no, había quien aducía que la línea no se lo permitía, que hoy llevo yo el coche…, etc. Huelga decir que la decisión final fue la de dar una inequívoca y unánime respuesta afirmativa a la tercera pinta de la noche añadiendo que esta fue recibida por nuestros paladares con el placer que proporcionan aquellos actos que se llevan un poco más allá del límite permitido, proporcionando un brillante colofón a una gran tarde irlandesa en el norte madrileño en las que además de risas, cervezas y amigos, disfrutamos de una selección músical sobresaliente tanto por los temas elegidos como por el acertado volumen al se reproducían.

Noches como la del 4 de agosto del 2010 le reconcilian a uno con su propia existencia y animan a individuos reflexivos y sensibles como los integrantes de bebedores a proferir sentencias como…”¡Hay que ver, a qué poca gente tengo que envidiar!”

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