Fernando Fernán Gómez
Casi estoy convencido de que al 80% de la gente menor de 40 años se le pregunta sobre él y le calificarían como un viejo cascarrabias, más famoso por decir «a la mierda» que por toda su ingente carrera.
Mi padre le conocía. De hecho me comentó que en las distancias cortas es un tipo bastante afable, incluso rayando en lo tierno. Pero que tenía un grave problema. Algo así como le pasó a Don Quijote. La muerte se le acercaba y posiblemente tenía miedo. No en sí al hecho de no seguir viviendo. Probablemente al hecho de no poder seguir ejerciendo su profesión. Bien pensado…no seguir viviendo. Porque para él, la vida se reducía a un millón de vidas que vivía, ya fuera actuando, fuera dirigiendo o fuera escribiendo.
Se puede decir que era un creador de vida.
En la facultad no es que fuera un tipo con notas brillantísimas, pero tuve alguna que otra matrícula de honor. Una fue en Historia del Cine Español, con el gran Merchán. La Vir se acuerda.
Durante 3 meses, me estuve fumando clases sin parar para ver decenas de películas del majestuoso cine español generado en 40 años. Encontré majestuosidades. Una de ellas fue El viaje a ninguna parte.
En ella actuaba un absolutamente magnífico Fernando Fernán Gómez, al que dirigía de forma absolutamente magnífica Fernando Fernán Gómez, basándose en una novela absolutamente magnífica escrita por Fernando Fernán Gómez.
En mi memoria Fernán Gómez es el Don Mendo de la cinematográfica adaptación de 1961 del sainete satírico caballeresco «La venganza de Don Mendo» de Muñoz Seca. Grandiosa aquella noche que a las 6 de la mañana el Mati, el Ferlein y mi menda, tras comprar un pollo precocinado (absolutamente asqueroso) en la gasolinera de la Avenida de España nos dispusimos a ver, en mi casa, esta obra tan tremenda. A los 10 minutos nos quedamos dormidos, pero ¡qué 10 minutos!
Valdría utilizar la frase de Pedro Muñoz Seca antes de ser fusilado en Paracuellos. Despojado de sus bienes materiales, de sus anillos… hasta de su imponente bigote que le afeitaron a la fuerza, se encaró con los que le llevaban a la muerte y les espetó: “Podréis quitarme las monedas que llevo encima, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme hasta la vida; sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: el miedo que tengo…».
Tampoco se le quitó el miedo a Don Fernando…»porque menda es Don Mendo, y este Mendo mató a menda».
Si soy sincero, con el corazón en la mano, es un día triste para todos. Nos hemos quedado sin uno de los genios más grandes de la cultura española de los últimos 86 años.
Eso sí que da miedo.
La gentuza opina