V de Valle, V de Verde, V de Vida

No hay nada como estar un poco malo, para que el duermevela típico te haga reflexionar. Bueno, el duermevela y conectarse por la noche a Internet a buscar cosillas. No hablo de guarradas como tanto hacen Del Rosal y Barra.

Encontré un blog interesantísimo de una tía con evidente madera de escritora. Encontré otro de una chica a la que le gusta una barbaridad el cine clásico como a mí y estuve leyendo sus comentarios sobre algunas de las películas más impresionantes que recuerdo.

Por ejemplo Desayuno con Diamantes. Creo que es una de esas joyas, que gusta por doquier. Bueno, la verdad es que también tengo referencias de gente a la que no le emboba, pero son los menos. Recomiendo encarecidamente verla.

Pero quería hablar de un mito, de una leyenda: ¡Qué verde era mi valle! Maravilla de John Ford, ganadora de 5 oscars.

2 pensamientos salieron a relucir tras recordar el film: por un lado, el genio que era Ford, del que no se para de aprender a cada minuto: en este caso el pensar que en la vida de todo ser, hay un momento en que «nuestro valle» es verde, nuestra vida es perfecta, generalmente cuando somos pequeños y nos arropa la inocente infancia.

Por otro lado, da vértigo pensar la cantidad de maravillas que hay en el mundo que nunca veremos y lo que es peor: que nunca sabremos de su existencia. Ya sea una peli de Ford, un valle perdido en cualquier punto del mapa o el verde de cualquiera de nuestros sueños.

Para terminar, confirmar, que si nadie lo remedia, el viernes por la tarde-noche, un servidor acompañado de un tipo con acento extraño, pasarán un fin de semana relámpago en tierras guipuzcoanas, yendo a visitar a un tipo algo peculiar. Se les informará a su debido tiempo.

P.D: Voy a tener que dar la razón a Don Miguel Barra. El Sr. guiri escribió esto el 11 de octubre de 2007 en este mismo cutre lugar: «¿¿Boyero ha fichado por El País?? Uf, eso es que le han echado. Infiero que Pérez de Albéniz va a durar very little en El Mundo. Ya verás».

Y a mí que se me viene a la cabeza la frase de Manolete cuando decía aquello de «¡sombrerazo!».