Sin principios

Hace no demasiados meses el diario británico The Times informaba que la Santa Sede estaba replanteándose una revisión del papel que Judas Iscariote jugó en la Pasión de Cristo. Esta revisión tendría como base que Judas, el discípulo que obtuvo treinta monedas de plata al entregar a Jesús a las autoridades del Sanedrín (creo que no estaba Pérez de Rozas), no era malvado sino que, por el contrario, fue un mero ejecutor de los planes divinos. Tradicionalmente, los cristianos han acusado a Judas Iscariote de colaborar en la Crucifixión, y su nombre es sinónimo de traición.

El engaño, la felonía (va por usted José Luis), el perjurio… son acciones detestables desde la génesis humana: Dalila con Sansón, Bruto, hijo adoptivo de Julio César con éste, Talleyrand y Fouché en Francia en épocas sucesivas, el propio Napoleón también traicionó a diestro y siniestro…

Lo que yo no recordaba es un suicidio de las propias ideas de uno tan colosal como el vivido ayer en las fiestas del Cristo de los Remedios. Permítaseme la burda frase, pero no sé si este cristo tiene remedio.

Todos son testigos de la incalculable admiración que tengo hacia el Lord O´Connell. Por multitud de circunstancias: por su dignidad, por su grandeza, por defender sus ideas por encima de todo, por su nobleza y por su sinceridad.

Zurita, más de un lustro en la Guardia Real, legionario ceutí, voluntario en Kosovo… todo un currículum de seriedad y de regia conducta cedió en lo que nunca se podía imaginar: en sus férreas creencias políticas y sociales. El documento gráfico no deja lugar a la duda.

Es lo que parece: la sonrisa del olvido. Zurita dejándose sus dineros en la caseta de «aquellos que mataron a familiares suyos». Es un tema espinoso y no quiero perder una tan trabajada amistad por cumplir con mi impagable labor de informar.

Bandera repúblicana de fondo, banderas comunistas, imágenes de la historia comunista, marxista, stalinista por doquier, nativos canarios capaces de descubrir la secreta e ignorada receta mágica de sus papas…en fin, todo lo que O´Connell tanto ha criticado. Allí estaba él.

«Tu quoque, Brute, fili mi?» es una de las históricas muestras de desolación ante la traición sufrida. Qué diría en este momento toda la gente que ha confiado en la entereza y el aplomo de Sánchez Zurita a lo largo de estos años. Resignación, el tiempo lo cura todo.

El caso es que uno echa la vista atrás y la tragedia se vislumbraba. El viernes por la noche ya me percaté de que podría llegar a producirse lo que era impensable: Por unos minutos, cerca del ayuntamiento, Sánchez pidió unos litros en la caseta de «Juventudes Socialistas». Su argumento fue que no se dio cuenta. Poco creíble, pero al menos un clavo ardiendo al que agarrarse.

Las imágenes que muestro apesadumbrado en el blog le dejan con el culo al aire. Llego a contar 11 banderas colombianas o rumanas como anteriormente las conocía el protagonista del blog. Esto no es casualidad. Evidentemente, no dejaré de mostrarme caballeroso con mi amigo, pero es innegable que costará volver a mirarle con el mismo orgullo que antaño.

Menos importante, aunque tampoco debería pasarse por alto es el hecho de que nos abandonó por 2 veces (la segunda ya fue definitiva) durante la noche para ir a miccionar los rojos líquidos que había estado ingiriendo. No hay constancia de que dicho éxodo fuese, al menos, provechoso en el sentido de que más fluidos además del orín fuesen expulsados por su cuerpo.

En fin, poco más que añadir. Dejo abierto este humilde blog para que quien quiera nos dé su opinión acerca de lo ocurrido en la noche del 26 al 27 de agosto del año 2007.

Por otro lado, no puedo ni debo dejar de comentar, aunque sea brevemente, la vergonzante actuación del señor de las Barras. El penoso y tristísimo émulo descerebrado de Dinio se presentó en la fiesta de una guisa deleznable. Con una camisa habitualmente vista en Chueca y ademanes observables más que habitualmente en esta zona madrileña.

No sólo contento con mostrarle a la población de la hasta ayer impoluta villa de San Sebastián de los Reyes sus continuas actuaciones inexplicables, bebió de gorra toda la noche, no puso ni 1 sólo € (lo mismo hizo José Luis, desde ayer «El chori…zo») y ni siquiera se atrevió a poner una pica en Flandes (ni lo intentó).

De verdad que la foto es para que este Boris cualquiera acabe entre rejas sin posibilidad de reclamar nada.

Aquí termina la narración de lo sucedido: la historia juzgará. Aunque, tal vez, haya quien prefiera un rápido revisionismo.