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Tour cántabro

Maravillosa Cantabria.

Tierra de mares y montañas, de anchoas y sobaos. Altamira, Santillana del Mar, Santander, Comillas, San Vicente de la Barquera, las Cuevas del Soplao. Viaje aprovechado.

Con lluvia típicamente norteña pudimos visitar «la tierruca» de José María de Pereda. De Menéndez Pelayo. Del gran José Hierro. Gento o Munitis. La tierra de Rubalcaba. ¿Leyeron la entrevista con Maribel Verdú en que decía que le ponía Rubalcaba? Qué cosas…

Debo destacar las cuevas del Soplao, impresionantes, el palacio de la Magdalena de Santander así como todo el paseo de el Sardinero (el campo, vetusto y pequeño, muy parecido a Riazor) y el conjunto que formaban tanto Santillana como Comillas. Muy interesante esta última.

Imagino que conocerán de sobra la zona. Yo hacía mucho que no iba y puede decirse que supimos invertir provechosamente el tiempo. No dejen de ir si hace tiempo que no la pisan.

Don Ángel

Después de otro jueves en el que se nos fue ligeramente la mano, al levantarme he cumplido con las 3 tareas que tenía para hoy. Hablar con el asesor y ver el tema del Cif. Ya lo tenemos. Esto es: ya podemos cobrar. Además, he estado mirando el tema de la web y la creación de la imagen corporativa con la gente que nos lo lleva y la semana que viene tenemos reunión definitoria y además me he ido a cortar el pelo. Como pueden comprobar, día extremadamente duro.

Mientras iba hacia el barbero (Antonio dixit) me fijé que en el Príncipe Felipe estaba en el patio Don Ángel, ese mítico profesor de gimnasio que nos dio clases a unos cuantos de los cutre-habitantes de este pútrido emplazamiento: Míkel, Ferlein, Mote, el Perro y mi menda entre otros.

Me vino a la cabeza un recuerdo que no sé si algunos de los nombrados acertará a recuperar vívidamente en sus cada vez más viejunas materias grises: ¿Se acuerdan de aquellos castigos de Don Ángel para con los chavales desobedientes o que se comportaban mal? Recuerdo como si fuera hoy aquellos «barridos» que les hacía Don Ángel a los que se portaban mal.

Allí no chistaba nadie. Le teníamos respeto. Y ni se nos ocurría decirles a nuestros padres que te habían castigado físicamente. Porque encima ellos te daban otra galleta.

Eran otros tiempos. El propio hecho de llamarle Don a un profesor indicaba un trato impensable hoy en día. Pasar por un instituto medio es para echarse a llorar.

Creo que no podría ser profesor por eso. A mí un niñato me chista, me hace burla, me contesta de forma inadecuada y creo que estaría más cerca del asesinato que de la simple reprimenda. Mucha mala educación, mucho consentimiento, demasiado porcentaje de la sociedad adolescente o simplemente joven educada entre valores erróneos. Una lástima.

Ver a Don Ángel 16 años después me chocó. Lo reconocí por su voz, pero está completamente calvo y bastante más gordo que antaño. El tiempo. El paso del tiempo.

En fin, mañana por la mañana me voy con mi querida Mentxu a Cantabria a ver cuevas, mares, montañas y comernos unas anchoas made in Revilla. Espero que los demás tengan también unos días de asueto.

Algo he oído de una fiesta estoraka… qué miedo.