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Archive for 29/03/2009

Un viaje a la eternidad

Tarde, pero llega.

El viaje a Irlanda y a Irlanda del Norte contribuyó a reafirmar la teoría esa que dice que viajar a un lugar en vacaciones con amigos suele ser un éxito casi asegurado.

No fue mucho tiempo: apenas 5 días. Aterrizaje en Dublín, coche alquilado hasta Belfast (pasando por caminos provocadores de mareítos). De ahí a Derry, con parada por los acantilados más impresionantes de Europa. También nos dio por pisar la calzada de los gigantes y atravesar un puente colgante de los que quitan el hipo y producen parálisis. No olvidemos esas pintas en Donegal.

La vuelta a Dublín coincidió con la oportuna visita a la capital y esos pubs míticos de la ciudad.

Anécdotas variopintas, claro está: las granny de Camilo, la fiesta en Belfast completamente inesperada y curiosa, las caminatas bajo un sol poco coetáneo de la zona, las negras y las rubias, las conversaciones, los hostales…todo lo que compone este tipo de viaje.

El coche lila que nos sirvió de transporte acabó por confirmar que esté viaje sólo lo podíamos hacer nosotros.

Me quedo con los impresionantes murales de Derry y de Belfast y ese muro que separa (tal vez, algo poco entendible) la ciudad. Pocos metros y mucho odio antaño. Hogaño, diríamos que se está cerrando la herida. Guerras, religiones, territorios… una pena.

Me quedo con los pub. Ese lugar, epicentro de la vida social en las Irlandas. El latín publicus es la raíz. La vida de los hombres su resultado. De verdad, lugares necesarios. Con un punto de magia.

La isla verde siempre nos abrirá los brazos a futuras vueltas. Siempre merece la pena tomarse una pinta, ya sea con la lluvia asomándose la ventana o con un paisaje de sueño de hadas.

Me alegro de haber vuelto. No será la última vez.